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lunes, 31 de mayo de 2010

El día de la escarapela















¿Cómo se le llama a que un razonamiento pase primero por las eventuales consecuencias de un hecho y no por sus causas? En efecto: disparate.
Pues ocurrió que, no inocentemente, la mayoría de los análisis publicados y escuchados en los medios masivos, respecto de la impresionante participación popular en los festejos del Bicentenario, se centró en cuál podría ser su aprovechamiento político. ¿Sacará ganancia el Gobierno? ¿No hay una tajada que le corresponde a Macri, siendo que la reapertura del Colón también estuvo buena? ¿Acaso el resultado es neutro, porque falta más de un año para las elecciones? ¿No será que esta positiva emoción popular retornará al incordio si a Argentina le va mal en el Mundial? A esta serie y tipo de estupideces hay que agregar otras varias, que en principio pueden parecer de diferente tenor para, finalmente, responder al mismo origen. Por ejemplo, los cálculos en torno de la cantidad de asistentes. Que cientos de miles, que un millón, que dos millones, que seis millones si se suman los cuatro días, que si en la Plaza de Mayo entran 75 mil personas a cuatro apretadas por metro cuadrado tendrían que haberse amuchado en 75 manzanas para llegar recién a un millón 200 mil. Increíble. Una de las manifestaciones populares más impactantes de la historia argentina; y un coro de tontos, o algunos tontos en particular, sacando cuentas de exactitudes numéricas como si eso modificara el centro de la cuestión. Más luego, la conclusión de que esto fue, centralmente, una lección de la ciudadanía hacia “los políticos”. La gente demostró que quiere concordia, patriotismo, amabilidad, se leyó y escuchó hasta el hartazgo. Que “los políticos” aprendan de “la gente”, es el mensaje de una manga de cínicos que llegan como mucho hasta ahí en el (falso) escudriñamiento de las causas. ¿Quiénes organizaron lo que pasó, o lo que convocó? ¿Fuerza Bruta? ¿Un régisseur del Colón? ¿Fito Páez? ¿Ricardo Fort? ¿O fueron “los políticos” que se llaman Cristina Fernández, Mauricio Macri, secretarías de Cultura comandadas por “políticos”, presupuestos públicos que administran “políticos”? Es notable que se persista en ese discurso berreta, pero de ninguna manera es asombroso. En primer lugar, porque denostar a la política es un elemento clave para el objeto de que en el imaginario colectivo se construya su reemplazo por “gerentes”. Nada novedoso: es la bajada de línea que estuvo a sus anchas durante el menemato y que, por cierto, alcanzó un éxito estimable. El retiro del Estado como articulador de las necesidades públicas, la entronización de lo privado como única eficiencia alcanzable. Cuanto más se consiga que la sociedad denigre a la política, más conquistará la derecha que sea menor el espacio dedicado a cuestionar a sus grandes patronales, a los formadores de precios, a la corrupción privada. La masividad que acompañó al Bicentenario fue una gran derrota de ese discurso, porque quedó claro que la vocación patriótica, tan resaltada por los comunicadores del establishment para despolitizar su contenido, expresó lo imperioso de un Estado fuerte que la viabilice. Y atado con eso, y como bien lo resaltaron algunas opiniones que no circularon por los grandes medios, se manifestó el divorcio entre la propagandizada “crispación” social y la alegría popular. El semiólogo Raúl Barreiros (en Página/12, el jueves pasado) lo caracterizó con una precisión envidiable: la gente le puso freno al voyeurismo, y dijo vamos allá afuera a ver qué pasa. Y lo que pasó, con objetividad, es que la prédica mediática por minimizar o regañar al acontecimiento se fue al carajo. La vergüenza de que Cristina no fuera al Colón, el pésimo ejemplo frente al mundo, la demostración de que la clase dirigente argentina no aprende más. La verdad es que a uno le sale una formulación maradoniana y habrá de evitarla para mantener la compostura, pero cómo no decir que el pueblo se hizo encima de ese amedrentamiento mediático. En lugar de que se lo relaten salió a la calle a ver qué pasaba, efectivamente, y se encontró a sí mismo en todas sus variantes. Podrá no tener mucho sentido, entre otras cosas porque es in-medible, determinar los grados de apoyo y oposición al Gobierno que se escondían entre semejante multitud. Sin embargo, salvo si se cree que esa cantidad de gente hubo de concentrarse sólo para ver recitales gratis y picar comidas regionales, de mínima aparece como verosímil que había ahí muchos, muchísimos, de quienes desde el conflicto con “el campo” –por vía del discurso hegemónico transmitido por los medios– se sentían en minoría. Y aun cuando no fuere así, es definitivamente veraz que toda esa gente venció a la mala onda, al todo negativo, a la esparcida edificación de que el país está atado con alambre. Quien haya prestado atención al modo narrativo de las coberturas periodísticas de los festejos, en cualesquiera de sus instancias, tiene que haberse dado cuenta de la falta de entusiasmo que los embargaba. Les costaba horrores admitir su sorpresa y al cabo, como resignada o hidalgamente lo hicieron casi todas las figuras opositoras, no les quedó más que la aceptación de un éxito que jamás quisieron ni previeron. Pasado ese momento, esos medios se refugiaron en calcular consecuencias porque las causas les resultan insoportables. Noches pasadas charlábamos al aire con dos colegas acerca de cómo habrá de titularse, dentro de varios años, lo que pasó en estos días. De modo un tanto estentóreo, lo cotejábamos con el 17 de octubre del ’45 sólo por aquello de que toda la prensa respondía al interés oligárquico y, sin embargo, el pueblo cruzó la frontera, se lavó las patas en la fuente y dio vuelta la historia. Se nos ocurrió, entonces, que un título posible bien podría ser “Otros días en que la gente les ganó a los medios”. No es una visión romántica de los comportamientos populares porque, si es por eso, los argentinos tenemos en el ropero algunos muertos muy considerables, como el Mundial del ’78 o la guerra de Malvinas. Pero otras veces las masas aciertan, porque la realidad es dialéctica. En todo caso, para que el título imaginado mute de posible a probable es necesario tomar conciencia de que hay que construirlo sin descanso. Posdata muy personalizada: cualquiera que haya recorrido y asimilado como se debe el centro festejante del Bicentenario, no puede menos que haberse conmovido por la extraordinaria participación adolescente. Participación, no acumulación fiestera. Pibes de 15, 16, 17 años, prendidos en discusiones políticas, en cánticos políticos, en referencias ideológicas. Se aflojaron las piernas cuando a minutos de las 12 del 25 estaban Los Olimareños, en el escenario del Obelisco, cantando la “Milonga del Fusilado” y “Gallo Negro Gallo Rojo”, y la multitud de gente joven, muy joven, los coreaba. Será de setentista melanco, pero se me aflojaron las piernas. Algo volvió. O algo nunca se fue del todo. Ojo. Andaremos lejos de poder decir que estamos ganando. Pero también andamos lejos de estar hechos mierda.

Eduardo Aliverti

EL ROL DE 678 EN LA BATALLA MEDIÁTICA: CUESTIÓN TÁCTICA O ESTRATÉGICA...















6,7,8. ¿El huevo o la gallina?

Persiste una idea de origen (neoliberal por cierto): los medios lo son todo. Sin embargo, sólo son medios. Ahora el debate: en última instancia, el programa de la televisión pública argentina 6,7,8 no convoca por sí mismo sino que es el resultado de la convocatoria que proponen los sujetos tangibles más activos del escenario político.

Por Víctor Ego Ducrot

En el caso que nos ocupa, la interpretación de la vieja pregunta - qué fue primero, si el huevo o la gallina - nos remite al campo tan necesariamente debatido del rol que cumplen y deberían cumplir los medios de comunicación en una sociedad con mecanismos democráticos de profundidad y densidad participativa. Sobre el escenario concreto de la actualidad argentina y en particular respecto de la irrupción del programa “6,7,8”, que se emite en forma diaria por el Canal 7 de la televisión pública, quizá convenga deslizar un puñado de ideas críticas, abiertas al debate y a la refutación.

Se trata de un emprendimiento comercial a cargo de un exitoso empresario privado del sector, que provocó una verdadera conmoción mediática, tras unos pocos meses de salida al aire.

Con una cuidada y meticulosa producción periodística, apoyada sobre el formato tradicional de la mesa panel, casi a imagen y semejanza de los programas dedicados a los chimentos de la farándula, y con ajustada utilización del humor, “6,7,8” utiliza un paradigma televisivo hegemónico y recurrente de la denominada “tele basura”, pero con un giro discursivo de 180 grados: democrático, defensor del gobierno constitucional y de los derechos humanos, y de ácida crítica a la cerrada corporación mediática privada, obstinada en jugar como pivote de las políticas desestabilizadoras de la derecha. Una prueba de esa acidez es el éxito que tuvo su consigna caballito de batalla “somos la mierda oficialista”

“6,7,8” y otros programas del Canal 7 pasaron a ocupar un lugar de privilegio en las mediciones de encendido y audiencia, dato que casi todas las consultoras privadas prefieren ocultar, pues sus espacios de negocios siguen perteneciendo a la órbita de las corporaciones oligopólicas.

En el marco de la polémica colectiva abierta tras la obstaculización de la nueva Ley de Medios por parte de elementos fascistas que sobreviven en el Poder Judicial argentino, que operan a pedido de las corporaciones para frenar una ley democratizadora del ámbito radioeléctrico, el programa “6,7,8” multiplicó su audiencia, provocó la articulación discursiva con parte de ella, a través de la red Facebook, y convocó a más de una movilización callejera, la última con miles de personas la semana pasada alrededor del Obelisco de Buenos Aires, en reclamo de la plena vigencia de la Ley y con un marcado tono de apoyo al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

La eficacia del programa en la disputa por los sentidos, hegemonizados por las corporaciones oligopólicos, es contundente. Lo reconoció el mismo jefe de Gabinete de la presidenta, Aníbal Fernández: “reivindico de corazón la presencia fundamental de “6, 7, 8”, “Duro de Domar” y“Televisión Registrada”, gracias a los cuales no estamos más solos, estamos discutiendo de igual a igual”, dijo.

Los otros dos ciclos mencionados por el ministro pertenecen a la misma productora y son emitidos por canales privados. “Duro de domar” es un programa dedicado a la farándula, en el que por primera vez en ese formato aparecen discursos claramente favorables al campo democrático, y “Televisión Registrada” tiene una larga trayectoria como espacio dedicado a la crítica satírica de la propia televisión.

El fenómeno “6,7,8” como agente movilizador por fuera de los ámbitos mediáticos, en las calles, cuenta con un antecedente de mucha envergadura en Ecuador, durante el levantamiento popular contra el presidente Lucio Gutiérrez.

El 27 de abril de 2005, la agencia ALAI publicaba un artículo de Eduardo Tamayo que decía lo siguiente: “en la revuelta de los ‘forajidos’ de Quito, que dio al traste con el régimen de Lucio Gutiérrez, participan sobre todo sectores juveniles y mujeres de clase media. El movimiento asumió el término “forajido”, como identidad y desafío al poder, luego de que el ex presidente Gutiérrez calificó con este término y amenazó con enjuiciar a un grupo de ciudadanos que concurrió a su residencia a hacer un escrache (…). En la tarde del 13 de abril, luego del paro a medias de la ciudad de Quito y la provincia de Pichincha, convocado por las autoridades, y ante las declaraciones de Lucio Gutiérrez agradeciendo al pueblo de Quito por respaldarlo y no haber participado en el paro, la gente sugirió realizar un “cacerolazo”, utilizando como medio facilitador a la Radio La Luna. Los ciudadanos/as decidieron, además, autoconvocarse a una concentración en la amplia Av. De los Shyris, ubicada al norte de Quito. Esa noche se reunieron más de 5000 personas, iniciando una serie de manifestaciones en diversos lugares de la ciudad y del país, que duraron siete días con sus respectivas noches y fue el factor determinante para la salida de Gutiérrez, quien huyó y se exilió en Brasil”.

En ese mismo artículo se concluye que Radio La Luna pudo desempeñarse como sujeto “facilitador” de las movilizaciones debido a la eclosión del siguiente escenario, sobre el cual se movían actores políticos y sociales tangibles: “desde sectores de izquierda y nacionalistas, se veía a Gutiérrez como un aliado incondicional a Estados Unidos en la implementación del Plan Colombia, la negociación del Tratado de Libre Comercio y la apertura a nuevas inversiones norteamericanas sobre todo para la explotación petrolera. La embajadora de Estados Unidos, Kristy Kenny, visitaba con frecuencia las zonas de frontera e incluso cuarteles policiales y se entrometía en la política interna del país. El Ecuador, igualmente, se convirtió en una prioridad de la política norteamericana para la región, en función de contener la insurgencia colombiana. Los jefes del Comando Sur de Estados Unidos llegaban al país con mucha frecuencia. Desde los movimientos sociales, había descontento por la profundización de las políticas privatizadoras en las áreas del petróleo y la seguridad social y el pretendido recorte de derechos laborales. También cuestionaban el sometimiento del Ecuador a las órdenes del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, que exigían mayores recortes en el presupuesto del sector social con el fin de asegurar fondos para cubrir el pago de la deuda externa”.

Seguro que entusiasmados por la eficacia de su aportes como claras fisuras al orden comunicacional impuesto por las corporaciones oligopólicas, desde el panel de “6,7,8” y entre sus seguidores surgieron voces para poner el acento sobre el carácter convocante del mismo, e incluso en el sentido de que el programa estaría subsanando las deficiencias del gobierno a la hora de comunicarse con la sociedad.

Al respecto, quizá convenga debatir las siguientes consideraciones.

En primer lugar, y tras incluir al Estado en ciertas circunstancias en el segundo factor del siguiente principio – ecuación, “la capacidad de influencia de los medios hegemónicos es inversamente proporcional a la capacidad de movilización de las organizaciones populares en términos políticos y sociales, debería contemplarse la posibilidad del siguiente panorama: fueron las políticas de Estado enderezadas por el gobierno nacional, en sintonía con reclamos sentidos por amplios sectores de la sociedad, las que crearon las condiciones para la movilización social, la que no fue convocada por “6,7,8” sino que el programa de TV surgió como destacado “facilitador”.

Entre esas políticas de Estado figuran: potenciar en presencia y calidad al propio Canal 7 y otras emisoras públicas, tanto de radio como de televisión (el canal cultural Encuentro es un ejemplo); el programa y producción “Fútbol para todos”; promover con decisión el establecimiento de una nueva Ley de Medios y acompañar a los organismos de derechos humanos en la investigación del caso Ernestina Herrera de Noble (principal accionista del Grupo Clarín y sospechada de responsable de crímenes de lesa humanidad) y, sobre todo, el programa Asignación Universal por Hijo, que moviliza miles de millones de pesos en pos de la inclusión de millones de niños, con resultados tales como el incremento en un 25 por ciento de la matrícula escolar en el sistema de educación pública y gratuita.

Respecto de la segunda cuestión puesta a consideración, “las deficiencias del gobierno a la hora de comunicarse con la sociedad”, no viene al caso afirmar que el Ejecutivo nacional siempre comunicó bien, porque muchas veces se equivocó. Se trata de acordar sobre cuáles son las herramientas comunicacionales esenciales de un gobierno, de un Estado.

¿Lo son acaso las estrategias y los programas de ejecución de sus expertos en comunicación? Sin duda son importantes pero no son las herramientas decisivas. Estas últimas pasan por las políticas de Estado en consonancia con las expectativas, las necesidades y los deseos de las mayorías populares, entonces en sí mismas eficaces comunicadoras y movilizadoras.

Una vez tomadas las decisiones es importante que sean divulgadas con eficacia –la campaña sobre el segundo Centenario y otros cortos que apoyan a “Futbol para todo” son una ejemplo de ello-, pero la naturaleza comunicacional última radica en el contendido preciso de las políticas de Estado adoptadas.

Esta diferenciación no es meramente una cuestión de matices ni una letra chica de apreciación política. Se inscribe en un debate que debe darse a fondo en el campo de la comunicación social, en el sentido de revisar su paradigma hegemónico, más allá de que el mismo contenga y posibilite discursos “progresistas” y de izquierda: la comunicación y sus medios como fetiches.

Ese proceso de fetichización, incrustado por cierto en los programas de estudios de las carreras de comunicación y en las preceptivas de la profesión de comunicador-comunicadora , es el que condujo a privilegiar el proceso técnico específico respecto de los sujetos tangibles, los propietarios reales de la palabra, del signo..

Semejante mecanismo de distorsión no solo prohijó la consagración metafísica de los comunicadores en el seno del Estado, de los gobiernos, sino que, y con efectos de mayor gravedad, legitimó el rol omnipotente de la corporación mediática, expropiadora de los espacios públicos como escenarios naturales de la práctica política y social. Así fue el Grupo Clarín pudo potenciar a un político “de izquierda” como el diputado Fernando Solanas, cuando constató que el discurso de este resultaba funcional al objetivo estratégico de la corporación: golpear al gobierno nacional.

Por consiguiente, es probable que haya que relativizar el carácter estratégico de la batalla mediática, quizá ubicándola como cuestión táctica de primera magnitud y ubicar en el centro de la escena a los sujetos de carne y hueso en las calles, en “la plaza pública y corpórea”. Una vez más qué fue (y es primero): ¿el huevo o la gallina?

lunes, 24 de mayo de 2010

Bolivia: Capturaron al asesino del Che Guevara


Una jueza boliviana ordenó la detención domiciliaria del general retirado Gary Prado Salmón –quien capturó en 1967 a Ernesto “Che” Guevara– y lo acusó de lazos con una banda de mercenarios.

La jueza de medidas cautelares Betty Yañiquez ordenó arresto domiciliario y arraigo en contra de ex general boliviano Gary Prado, quien saltó a la fama tras capturar al guerrillero Ernesto “Che” Guevara en 1967, por supuesta complicidad con una banda terrorista internacional.

El ex militar declaró ayer, jueves, ante un fiscal y negó los cargos de complicidad con el grupo que supuestamente planeaba asesinar al presidente Evo Morales e instaurar un estado independiente en Bolivia.


Así informaba el diario Página 12 de Argentina acerca de este hecho
Gary Prado Salmón quedó en la historia al arrestar al Che y sus compañeros. El militar retirado aparentemente servía de asesor a una banda de mercenarios, liderada Eduardo Rózsa Flores.

La jueza en lo Penal de La Paz, Betty Yañíquez, ordenó el arresto domiciliario del ex general Gary Prado Salmón, el hombre responsable de la captura de Ernesto “Che” Guevara en 1967 en Bolivia. Además detuvo a otras dos personas por sus presuntos vínculos con un grupo terrorista que habría operado en la región oriental de Bolivia en el 2008, un episodio que terminó con la revelación de un grupo de extrema derecha, con vinculaciones en el resto de América latina, incluidos ex carapintadas argentinos.

Yañíquez ordenó también el arresto de Ronald Castedo, presunto presidente de la logia Caballeros del Oriente y ex gerente de la cooperativa telefónica Cotas, de Santa Cruz, y de Juan Carlos Santisteban, jefe de la Falange Socialista Boliviana (FSB). La jueza dictó la orden de arresto domiciliario después de interrogarlos anoche en Santa Cruz, a mil kilómetros al sudeste de La Paz. Según explicó la magistrada, los tres acusados se negaban a ir a esa ciudad a declarar con el argumento de que no se los permitía su estado de salud.

Prado Salmón, el hombre que quedó en la historia al arrestar en el medio de la selva al Che y sus compañeros, quedó parapléjico a mediados de la década de los ’80 tras recibir un disparo que le dañó la columna vertebral durante un intento de golpe de Estado en Santa Cruz. El ex general había comandado las tropas que participaron en los últimos combates en Ñancahuazú y luego asesinaron al líder revolucionario en el humilde poblado de La Higuera en 1967.

Ahora el militar retirado aparentemente servía de asesor a una banda de mercenarios, liderada por el boliviano-croata Eduardo Rózsa Flores, con planes separatistas y de magnicidio de los principales dirigentes de este país andino, entre ellos el presidente Evo Morales. De acuerdo con la investigación, a Prado Salmón, uno de cuyos hijos también fue imputado por nexos con Rózsa Flores, se lo acusa de sostener contactos con el líder de la banda de extremistas.

En el operativo del 16 de abril de 2009, además de Rózsa Flores, murieron sus colaboradores Arpád Magyarosi (húngaro-croata) y Michael Martin Dwyer (irlandés). El tiroteo en su habitación de hotel en Santa Cruz reveló una red de mercenarios, dirigentes de derecha latinoamericanos y hasta ex militares, como los carapintadas argentinos, que mantenían vínculos estrechos y compartían una misma ideología. La investigación llevó a que el gobierno de Morales llamara a las embajadas de las personas involucradas o sospechosas de estar involucradas con los detenidos. Sin embargo, pruebas posteriores demostraron que Rózsa tenía planeado atentados tanto contra Morales, como contra las autoridades locales de Santa Cruz, rivales acérrimos del gobierno del líder indígena.

Dos días después de la muerte de los tres mercenarios fueron detenidos Mario Tadic (boliviano con pasaporte croata) y Elod Tóásó (húngaro), quienes están en prisión preventiva en la ciudad de La Paz. La investigación continúa en Bolivia y ya produjo varias detenciones de dirigentes cívicos (pro-autonomía) santacruceños, sospechados de haber financiado y cooperado con los mercenarios.

domingo, 23 de mayo de 2010

Blogueros conmemoran el bicentenario


El acto fue organizado por el Centro Cultural Padre Mugica de esa localidad y el Movimiento Peronista Bloguero (MPB), que contó con la participación de alrededor de 800 personas entre blogueros de distintos puntos del país y militantes de la zona sur del Gran Buenos Aires.

"Vivir en la pluralidad de la Ley de Medios nos va a dar realmente otro enfoque. Si pudimos llegar hasta acá, contra todo, no quiero suponer lo que va a ser vivir en la pluralidad y la diversidad", señaló Gabriel Mariotto.

Los blogs "fueron apareciendo como una herramienta absolutamente válida, empezando a contar una historia que no se cuenta, o que no es la ’verdad’ que están contando los medios", lo cual "les empieza a molestar, y mucho", aseguró Aníbal Fernández.

Marcela Fumale, del blog Divagues de una InKorregible (Venado Tuerto, Santa Fe, http://shered.blogspot.com/) resaltó la necesidad de "poder salir a decir y poder luchar por lo que uno cree, tanto desde la militancia como desde los blogs; seguir adelante, seguir insistiendo, porque la gran salida para este país está en el peronismo".

A su turno, Daniel Mancuso (http://danielmancuso.blogspot.com/), apuntó que luego del conflicto del campo, "los blogueros nos dimos cuenta de que estábamos en medio de una batalla comunicacional" y que en particular "los blogueros peronistas descubrimos que la organización era lo único que nos iba a haber más fuertes.

"Nuestro camino es seguir desenmascarando, buscando las mentiras que están disfrazadas en cada titular del monopolio", dijo.

Agregó que "por eso hemos dado tanto que hablar, porque hemos desarticulado esa fábrica de mentiras. Tenemos una larga batalla por delante, creemos que la ley de comunicación audiovisualva a estar liberada y vamos a poder profundizar esta batalla", añadió.

Por su parte, Alejandro Fernández, del blog y radio Ideas Peronistas (http://www.ideasperonistas.com.ar/) contó la idea original de su proyecto: "Crear una radio que les hablara no sólo a los militantes sino a todos, y romper el molde de que si una radio está comprometida con cierta ideología no la podes escuchar mas de 40 segundos. Lo que planteamos es una batalla cultural directa".

En tanto, Pablo Barrera, del mismo blog, anunció que "a partir de junio, Ideas Peronistas ofrecerá los usuarios software libre para descarga", ya que "se trata de una cuestión de soberanía nacional".

Fabián Rodríguez, de Conurbanos(http://conurbanos.blogspot.com/), señaló que su blog "intenta construir un relato alternativo al que los medios masivos de comunicación han hecho del conurbano bonaerense", con la idea de que "funcione como contrapeso a esa narración estigmatizada".

En tanto, Mariotto, sostuvo que "hoy se dan las condiciones objetivas para administrar nuestro discurso, a partir de una serie de transformaciones impulsadas por la Presidenta".

Instó a redoblar esfuerzos y remarcó que "estamos muy cerca. Haber llegado a este momento de reconstrucción del espacio político en la transformación de la Nación con todos los medios en contra es realmente un hecho trascendente, revolucionario".

"En estos 200 años, empezamos a revisar la historia y vemos que la Presidenta de la Nación nos está poniendo en el lugar de protagonistas, en un hito trascendente. Ya no alcanza con hacer un buen papel en las elecciones de 2011, sino que hay que ganar el 2011, transformar la patria definitivamente, porque el esfuerzo que se ha hecho es invalorable", evaluó Mariotto.

Aníbal Fernández enfatizó también que la reapertura del Teatro Colón y la exclusividad del Canal 13 en la trasmisión del evento muestra como concepción "un esquema discriminatorio pensando para unos pocos".

"No es una casualidad lo que se está viendo, toda esa discusión tilinga, toda esa concepción respecto del Teatro Colón, que nos pertenece a todos, fue pergeñada, concebida desde esas mentes chiquititas, muy minúsculas, para hacer eso: un país para pocos", dijo.

Y finalizó: "Lo que estamos haciendo es conquistar la palabra aunque sea de modo virtual" para "todos los que quieren construir una Argentina distinta. Que los blogueros se junten, se multipliquen, que sean muchos más", para poder "contarle a la sociedad que hay una idea bien metida en la cabeza de los que han concebido la política en estos términos, que no va variar. Como dijo Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003: ’las convicciones no se quedaron en la puerta de la Casa de Gobierno’".

EL SETENTISMO CUMPLE DOSCIENTOS AÑOS



No es una herejía sino apenas un acto de justicia.
El Bicentenario hace el milagro de envolver en una misma bandera a tres generaciones: la de los jóvenes que hoy llenan las calles; la de los años setenta y la Generación de la Revolución de Mayo.
Miran desde América del Sur al mundo. Dicen “Nosotros” y reinventan nuevamente un pueblo. Ya no están solos. Ni esperan.
La Presidenta de los argentinos llora sobre el escenario.
La Patria cumple 200 años y a esa mujer le cuesta creer que ella la preside.
En un letrero Manuel Belgrano recuerda que “El miedo sólo sirve para perderlo todo”.
Y todos cantan y bailan. Este pueblo sabe ya de qué se trata.
Cantan Lito Nebbia, Fito y Gieco y “La balsa” suena más libre que en los calabozos de la dictadura. Copani siempre está.
Todo es emoción en la noche inaugural del Paseo del Bicentenario. Es un revoltijo en el alma de los argentinos.
Desfilan luego los Granaderos, los Patricios y los Blandengues. Y lloran emocionados en el “¡Viva la Patria, carajo!” que se repite y rebota desde los balcones.
Esta vez, la historia empieza a cerrar un círculo virtuoso y entonces caen todos los miedos y los fantasmas y los dictadores de la palabra.
La mirada blindada de Magnetto, envuelta en un viejo papel de estraza.
Los que soñaron antes, vuelven a estar despiertos. Los malditos de la historia sonríen desde algún lado.
Jauretche, Manzi, Discepolín, Walsh, Oesterheld, Urondo, Cooke, Nicolino Loche y el Gordo Troilo, Valle y Vallese, integran la Junta Grande.
Las Madres y las Abuelas presiden el Cabildo abierto.
Esa es la Patria de todos. Mal que les pese a los fascistas, gorilas y reaccionarios que espían del otro lado del muro.
No hay olvido. Hay memoria. No hay revanchas. Sólo es amor verdadero.
En este Mayo hay un perfume en el aire y es el anuncio que es tiempo de ir hasta las orillas y recoger todas las botellas que dejó en el mar aquella juventud que trajo a Perón y amó hasta las entrañas a Evita y el Che Guevara.
Arrojada al río una y treinta mil veces. Equivocada, perdida, emboscada en la cuadra del barrio o en el monte. Y en la cita con sus propios errores. Y con su tragedia. Estaqueada y muerta en Las Malvinas. Tanto joven. Tanta vida. Tan ultrajados como los antiguos padres de la Patria. Tan exiliados y asesinados como lo fueron ellos.
Tanta juventud para tanta sangre. Tanta sangre derramada para que Videla, Massera y Martínez de Hoz impusieran nuevamente el país del Centenario.
Esa generación que dio la vida por la Patria es la que dio una Presidenta a la Patria del Bicentenario.
“Tenía que ser una mujer”, diría el poeta Luís Sepúlveda.
“Las mujeres de mi generación florecieron en las calles y en las aulas argentinas, chilenas o uruguayas...bebieron con ganas del vino de los vivos, acudieron a todas las llamadas y fueron dignidad en la derrota. Danzaron lo mejor del vino y bebieron las mejores melodías. Porque las mujeres de mi generación nos enseñaron que la vida no se ofrece a sorbos compañeros, sino de golpe y hasta el fondo de las consecuencias. Fueron estudiantes, mineras, sindicalistas, obreras, artesanas, actrices, guerrilleras, hasta madres y parejas en los ratos libres de la Resistencia. Las arrugas que asoman en sus rostros dicen he reído y he llorado y volvería a hacerlo. No gritan porque ellas derrotaron al silencio. Si algo nos marca, son ellas. La identidad del siglo son ellas.”
Y una mujer es la que escribe: “La política no puede ni debe ser una mera ceremonia de cinismo e hipocresía”
Como si parafraseara en un trazo tan breve como fresco a Mariano Moreno diciendo en su Plan de Operaciones:
“Sería un reo de lesa patria, digno de la mayor execración de mis conciudadanos, indigno de la protección y gracias que ella dispensa a sus defensores…si en nuestra gloriosa insurrección, no me desprendiese de toda consideración aún para con la Patria misma, por lisonjear sus esperanzas con la vil hipocresía y servil adulación de unos pensamientos contrarios”
Es la historia más viva que nunca. Que corre como los ríos. Quizá por eso el Bicentenario se parece más a 1810 que al país dominado por el privilegio en 1910.
No es casual que así ocurra.
Por que en la génesis de Mayo está el horizonte de la nación que los próceres soñaban construir.
Y en este presente vuelven los deseos y los mismos sueños a gobernar.
Esta mirada latinoamericana es la misma de Tupac y de Belgrano, Castelli, Monteagudo, Artigas, San Martín y otros.
El mundo es diferente, nos dirán y… vaya con la noticia.
Pero el país de los argentinos, en esencia, es el mismo. Con sus contradicciones seguirá siendo una nación inconclusa hasta lograr definitivamente consolidar los cimientos de un modelo nacional y popular, donde entremos todos.
Allí está la continuidad del modelo de país que se vino abriendo paso desde el mismo origen de la patria.
La ley de Medios y la Asignación Universal por Hijo es a la democracia lo que la carta a Macri y la orden de bajar los cuadros de los genocidas es a la memoria histórica.
La historia ya pasó el aviso en las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001.
Lo que quedaba en pie del pueblo que supimos ser un 17 de Octubre, lanzó el mandoble mayor contra el núcleo del poder financiero y mediático que movía los hilos del país desde el genocidio ejecutado por el terrorismo de estado de 1976. Y contra los políticos que no supieron cortar la hiedra que ahogaba a los sectores medios y los trabajadores.
No se peleó en las calles exigiendo “Que se vayan todos” y portando en el imaginario del cambio apenas una cuestión estética.
El punto de resolución de la madre de las crisis, vendría recién un año y cinco meses después, con la llegada de Néstor Kirchner. Y no dejó de avanzar.
No importa que digan que ni en la Revolución de Mayo ni ahora, se dan las “condiciones perfectas” para profundizar el cambio. Porque los pueblos construyen la belleza con trazo imperfecto.
Y porque Castelli ya no podrá decir “Si ves al futuro dile que no venga”, ahora que esta Patria es el mejor de sus sueños.


Jorge Giles. Miradas al Sur, 23 de mayo de 2010

viernes, 21 de mayo de 2010

lunes, 17 de mayo de 2010

Evo Morales y la homosexualidad





Vaya bronca que le han montado a Evo Morales por un fragmento de su discurso en la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la MadreTierra, celebrada ayer en Cochabamba. Los medios le han acusado de homófobo tomando textos de agencia. El País titulaba “Evo Morales atribuye la homosexualidad y la calvicie a los transgénicos” y Público “Morales culpa a los transgénicos de la homosexualidad y la calvicie”. Incluso El País recogía la reacción de un portavoz de la Confederación Española de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (COLEGAS) que “ha exigido una rectificación pública al presidente de Bolivia y ha anunciado que transmitirá su malestar a la embajada del país en España”. "Este tipo de afirmaciones sin base científica alguna, son además de insidiosas y falaces, un mensaje de odio y rechazo a la población homosexual, sobre todo cuando quien las hace es el presidente de un país", declaró un representante de Colegas.

El presidente de Bolivia estaba hablando sobre los pollos criados de forma intensiva en granjas, y afirmó textualmente: "El pollo que comemos

está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres". Como se puede apreciar no nombró la palabra homosexualidad. Es más, yo entiendo que por desviación pretendía referirse -quizás sin utilizar el vocablo más adecuado- a disfunción o esterilidad, de todos es sabido que la concentración de espermatozoides ha disminuido en el semen de los hombres de los países desarrollados. O quizás se refería a la alternación del proceso de maduración sexual de los niños debido a esas hormonas. Es curioso que quienes acusan a Evo Morales de homófobo sean los que han relacionado desviación con homosexualidad.

Pascual Serrano

sábado, 15 de mayo de 2010

ROBIN HOOD CONTRA LA DICTADURA DE LOS MEDIOS




Federico Arreola (mexicano)


Leí en el blog de un tal Florencio F. Boglione que, en una conferencia de prensa, el actor Russell Crowe “despotricó contra los medios diciendo que Robin Hood podría ver las cosas de una manera muy distinta de estar vivo hoy”.

¿Qué dijo Crowe, que ha vuelto a la fama por su papel de Robin Hood en la película que recientemente abrió el festival de Canes? Lo siguiente:

“¿Sería él (Robin Hood) político? ¿Se enfocaría en ciertas figuras y trataría de derribarlas? ¿Sería económico su objetivo? ¿Miraría a Wall Street y las enormes sumas de dinero con las que la gente se ha estado dando palmadas en el hombro, y el colapso de las hipotecas de alto riesgo? ¿O miraría lo que ustedes (los periodistas) hacen para ganarse la vida y se daría cuenta que la verdadera riqueza yace en la diseminación de la información?
Y mi teoría sería, si Robin Hood estuviera vivo hoy, vería la monopolización de los medios como el mayor enemigo”.

Al margen de que en el mundo existen demasiados gobernantes Hood Robin
(Robin Hood al revés, o sea, los que roban a los pobres y ayudan a los ricos), lo cierto es que estos políticos tan corruptos como autoritarios no sobrevivirían en los sistemas electorales modernos (basados en votaciones que no llegan a ser del todo libres porque están dominadas por la propaganda) sin la complicidad de los grandes medios de comunicación cuya propiedad, por desgracia, está muy concentrada.

El gran problema de nuestro tiempo es la dictadura mediática ejercida por unos cuantos hombres y mujeres económicamente muy poderosos que controlan diarios, cadenas de televisión, compañías de TV de paga,
radiodifusoras, telefónicas y aun la industria del cine.

Internet, que es el espacio en el que se movería Robin Hood si resucitara y operara en nuestra época, es una esperanza liberadora en la medida en que no ha sido posible que sus contenidos los controlen los que ya son dueños de los medios de comunicación tradicionales.

No, los medios tradicionales que cuentan con enormes cantidades de dinero no han logrado controlar internet, pero lo siguen intentando. Y en sus afanes invierten verdaderas fortunas.

Es un hecho que las redes sociales de internet han sido invadidas por las gigantescas televisoras de todo el mundo, por los principales diarios y por las estaciones de radio de mayor audiencia. Pero esto no es, claro que no, una buena noticia.

Desde luego, no se les puede ni se les debe prohibir a los "periodistas"tradicionales y a sus patrones participar en las redes sociales. Si esa es su apuesta de futuro, que le sigan metiendo dinero.

Lo que sí podemos y debemos hacer los ciudadanos que usamos Twitter y Facebook y el resto de los esquemas de comunicación de la red es impedir que la dominen los grandes medios cómplices del poder.

Es decir, nuestra principal misión en la red debe ser criticar mucho a los grandes medios por sus excesos, que son innumerables y muy dañinos, y festejarles poco lo que lleguen a hacer bien.

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SOY LA MIERDA OFICIALISTA

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