Bienvenidos al blog

Su opinión nos importa mucho

¡Gracias por visitarnos!


sábado, 30 de abril de 2011

"Se acabó el miedo. El miedo se fue con María Sol. Yo soy Victoria".



En la causa sobre el plan sistemático de apropiación de hijos de desaparecidos, Montenegro denunció que el fiscal de Casación Juan Martín Romero Victorica le filtraba información al coronel Herman Tetzlaff, su apropiador y asesino de su padre biológico.

Por Alejandra Dandan

Entró en la sala de audiencias sin pañuelo, convencida de que no le iba a hacer falta. Su apropiador se lo había dicho muchas veces: que no llorara, que ésa era una forma de mostrarse débil ante el enemigo. Victoria Montenegro ayer lloró, lloró mucho, acompañada por buena parte de la sala. Contó escenas de sus años de hija de desaparecidos apropiada por un coronel de Inteligencia del Ejército. Por primera vez en su vida declaró contra él y, de alguna manera, a favor de la recuperación de la historia de sus padres biológicos. En medio de ese relato denunció al fiscal de Casación Juan Martín Romero Victorica porque, mientras la Justicia investigaba a su apropiador, el fiscal filtraba información hasta veinte días antes. Al terminar la audiencia, en la causa sobre el plan sistemático para apropiar hijos de desaparecidos, el fiscal Martín Niklison pidió al Tribunal Oral Federal 6 que impulse una denuncia penal a Romero Victorica y envíe los datos al procurador general.

“Yo de Romero Victorica nunca dije nada y, pese a que tuve charlas en Abuelas, siempre me contuve –dijo Victoria–. Nunca dije nada porque estaba convencida de que soy una persona sumamente leal y que yo le debía lealtad a él, porque había ayudado a mi papá. Cuando hace poco me llamaron para declarar en una causa, me di cuenta de que a este señor no le debo nada, que en realidad no ayudó nunca. Que mi papá está desaparecido. Y que él hizo todo lo contrario: ayudó a que yo apareciera más tarde, y ahora tengo a mis abuelos muertos, a mi tía también muerta... Recién entonces pude darme cuenta de quién es esta persona.”

Romero Victorica era amigo de Herman Tetzlaff, el apropiador de Victoria. Ella ubicó esa relación desde antes de 1992. En ese momento, la Justicia reabrió una causa contra Tetzlaff y ordenó detenerlo. Romero Victorica, que en la familia era mencionado con un apodo, le puso tres abogados y en tres meses lo sacaron de la cárcel. Victoria dijo que eran abogados que ellos no estaban en condiciones de pagar. Y que luego le adelantó a su apropiador todos los avances de la causa: “El llamaba a casa y le daba información”, explicó. En una ocasión, para el momento de la primera detención de su apropiador, fue Victoria la que le atendió el teléfono. Ella lloraba: “El me dice que me quede tranquila y me pega dos gritos: me dice que llorando no se soluciona nada, que mi padre estaba orgulloso de mí, que yo debía contenerlo, que iba a salir, que él iba a poner a unos amigos para que lo sacaran... Ahí me entero de quién era esta persona”.

La historia

Victoria nació el 31 de enero de 1976. Sus padres eran Hilda Ramona Torres y Roque Orlando Montenegro, dos militantes de la JP primero y luego del ERP, salteños, una familia que escapaba del Operativo Independencia. Trece días después del nacimiento, un grupo de tareas entró en la casa donde vivían, en Boulogne. Tetzlaff era el jefe del operativo, un hombre que había sido jefe de los grupos de tareas de El Vesubio, jefe de Inteligencia y en algún momento encargado del arma de Comunicaciones en Campo de Mayo. Se apropió de Victoria seis meses después del operativo en el que –como le confesó más adelante– él mismo asesinó a su padre. ¿Usted vivió con otra identidad durante muchos años? –preguntó Niklison al comenzar la audiencia.

“Me llamaron María Sol Tetzlaff Eduartes, nacida el 28 de mayo del ’76 en Boulogne, San Isidro, como hija del coronel Herman Antonio Tetzlaff y de su esposa, María del Carmen Eduartes. Yo nunca tuve dudas de que no era María Sol, me decían que era hija de ellos”, explicó. ¿Qué versión le dieron? “Yo siempre tuve dudas, pero sobre el horario en el que había nacido. Lo que le preguntaba a mi apropiadora era la hora: sabía que el 29 de mayo era el Día del Ejército. Me decían que el 28 Herman tuvo un desfile militar en San Isidro, ella se descompone y yo nací en la Clínica del Sol.” ¿Cuándo aparecieron las dudas de que no sería hija de ellos? “Cuando tenía nueve años, calculo, llaman a Herman a un juzgado de Morón. Un día yo lo acompaño. Entro con él al despacho del juez y el juez pregunta si no era mejor que yo esperara afuera. El dijo que no. El juez saca del cajón una causa y le dice que las ‘viejas’ ya estaban empezando a molestar. Que se quedara tranquilo, que el encargado de todo esto era otro colega, pero que tomara conocimiento de que estaba pasando esto.”

Eso sucedió alrededor de 1989. Victoria no se acuerda del nombre del juez, pero sabe que en ese momento empezó la causa a Tetzlaff. “Hasta entonces, yo lo que sabía era que en Argentina hubo una guerra, en ese momento yo consideraba a Herman como mi papá, para mí la subversión se estaba vengando de ellos que habían sido soldados; que los desaparecidos eran mentira. Pensaba que no eran personas físicas, sino un invento de las Abuelas.”

Cada vez que aparecía en TV algo que no cerraba con ese relato, Tetzlaff la sentaba a adoctrinarla. Le dijo que lo primero que hacía la subversión era dañar a la familia, núcleo vital de una sociedad sana. Que las Abuelas instaban las dudas para crear miedo. “Por eso para mí eran todas unas mentiras: yo era hija de él y estaba convencida de que todo era un invento.”

Tetzlaff era enorme: medía dos metros y pesaba 145 kilos. Era rubio como su mujer, descendientes de alemanes. Vivían rodeados de policías y de militares en los monoblocks de Villa Lugano, que recién se habían construido, dijo Victoria. El departamento solía estar lleno de banderas. Tetzlaff hablaba de la causa: “La causa no sé qué era exactamente, pero era una bandera celeste y blanca; ellos eran los buenos, había una causa nacional; era el olor a cuero, las botas, la familia cristiana, la misa, cenar afuera porque Mary no cocinaba, para mí ésa era la familia: los restaurantes llenos y Herman que terminaba las conversaciones con la 45 arriba de la mesa diciendo: ‘Yo siempre tengo razón, y más cuando no la tengo’”.

Victorica

Entre los amigos de Tetzlaff estaban Leopoldo Galtieri, Guillermo Suárez Mason y Omar Riveros. Con la democracia, a Tetzlaff lo ascendieron de teniente coronel a coronel, lo mandaron a Paraná como juez de instrucción militar para alejarlo por las causas que empezaban a ventilarse en Buenos Aires. Cuando Victoria cumplió 15 años, lo detuvieron por primera vez: entonces apareció Romero Victorica.

“Herman estaba muy nervioso. Un día me llama y me plantea que ya había una causa que había tomado (Roberto) Marquevich, que era un juez montonero, que estaban las Abuelas de por medio, que lo más probable era que me sacaran sangre para compararla con el Banco Genético que en realidad lo manejaban las Abuelas.” En ese momento, también le dijo que seguro iban a decirle que era “hija de la subversión, así es que seguramente después vengan y te saquen de casa. Yo decía mientras tanto que no: que diera lo que diera, me iba a quedar con él; él me lo agradeció y que me dijo que no esperaba otra cosa de mí”.

Para entonces, Tetzlaff tenía a su “amigo en Comodoro Py” que le pasaba todos los datos, dijo ella. Cuando Marquevich, que era juez de San Isidro, la llamó para sacarse sangre, Tetzlaff la acompañó al Banco Genético. Poco después, le anunciaron la primera parte de lo esperado: que no era hija de quienes hasta ese momento suponía sus padres. “Me dijeron que en un 99 por ciento yo no era hija de ellos, pero yo dije que me quedaba con ese uno por ciento, porque sí era hija de ellos. Les decía que eran todos unos subversivos, porque pensaba que era hija de ellos.”

En el camino, Tetzlaff quedó detenido. Romero Victorica puso a sus amigos abogados que, según el relato, le debían un favor. Uno de ellos era un sobrino suyo de apellido Romero Victorica y otro Martín Anzoátegui, juez federal durante la dictadura, que ordenó en 1981 allanamientos a los organismos de derechos humanos. “Lo sacaron a Herman a los tres meses de Caseros, entró en diciembre y salió en abril para la Pascua”, recordó ella.

Mientras tanto, Marquevich seguía buscando la identidad. Un día le pidió más sangre para compararla con otras muestras, pero ella se negó para frenar la causa. Un mes y medio después, su apropiador, que ya sabía lo que estaba pasando, le avisó que la iban a llamar de la Cámara de Casación de San Martín. Ella entró a entrevistarse con los jueces sabiendo que había tres, “uno subversivo y montonero y dos de los nuestros”, dijo. Después de entrevistarla, la Cámara sacó un fallo aceptando que no se sacara sangre, un fallo que nutrió más adelante la resolución de Evelyn Vásquez, que terminó confirmada por la Corte Suprema de Nación.

Victoria le avisó Tetzlaff: “Me acuerdo que Herman me esperaba en una parrilla cerca –dijo–, y yo fui y le llevé el fallo. Me felicitó: ‘Muy bien, m’hija’, me dijo. Se lo di y me acuerdo que cuando me senté creo que fue el comienzo del momento de empezar a hacerme cargo de la otra historia. Pensé: ahora soné si alguna vez quiero saber algo”.

Finalmente, no hizo falta una nueva muestra. Con los nuevos métodos, el juzgado hizo el cruce. Marquevich la llamó un día para decirle cuál era su familia: “Me agarró terror –dijo ella–, porque era hija de la subversión, ése fue el primer miedo”. Cuando su apropiador estaba enfermo o ya había fallecido, ella entró al despacho de Romero Victorica en Comodoro Py. Iba a preguntarle cómo hacer con su nuevo documento porque no lo quería. “¡Si lo habré tenido al gordo acá sentado horas!”, contó que le dijo el fiscal.

El complot contra el juez

Un día, Martín Anzoátegui y otro de los abogados que le había asignado Juan Martín Romero Victorica llamaron a Victoria para proponerle un complot contra el juez Roberto Marquevich. “Para destruir al joven Marquevich”, le dijeron, según contó ella. “Creo que fue cuando el juez ordenó la detención de la señora (Ernestina Herrera) de Noble –dijo Victoria–: decían que había pasado todos los límites.” La propuesta consistía en denunciar al magistrado. Tiempo antes, Marquevich se había enojado con ella porque se negaba a leer el expediente con la historia de sus padres. Le preguntó si sabía leer y le gritó que leyera. Victoria salió del despacho diciendo le habían gritado. Y los abogados ahora pretendían montarse a esa situación: “Querían que yo saliera a los medios a decir que había sido víctima de malos tratos de parte del juez y ellos me iban a ayudar para agrandar esa situación”, dijo. “El tema era que si corríamos a Marquevich de la causa se paraba el expediente y papá además zafaba de ir preso.” En ese contexto, Victoria agregó un detalle: ella aceptó hacer la denuncia para la que los abogados aseguraban contar con todos los medios, pero finalmente no avanzaron porque, al parecer, la vieron muy temerosa. Marquevich fue destituido, pero Victoria recordó que entre las causales de la destitución se mencionaba a su apropiadora: al juez lo acusaron de darle a ella prisión domiciliaria y a la dueña de Clarín, no.

Golpes, gritos y amenazas

Después de nacer, Victoria estuvo de enero a mayo del ’76 en la comisaría de San Martín, al cuidado de unas monjas. Con ella había otros seis bebés, supo por su apropiador. Las monjas los tenían al parecer durante un plazo perentorio: si no los entregaban en los primeros meses, eran enviados a Casa Cuna. Tetzlaff convenció a su mujer de recoger a la niña cuando se acercaba ese límite. Se llevó otro bebé para Lina, su empleada doméstica. Y él mismo decía que los otros se los llevaron hombres de Lugano. Cuando tenía unos cinco o seis años, ella rompió una taza de porcelana de la apropiadora: “Mary me empieza a pegar, y me dice que me devolvía a las monjas. Cuando llega Herman, él le dijo que ya no podían hacerlo, así que después yo le pido perdón, ella me perdona y me dice que por esta vez me quedo en casa”. Cuando creció, no podía escuchar música porque era subversiva. Su hermana más grande –hija biológica del matrimonio– solía hacerlo pero sin que supiera el padre. “Una vez puso la ‘Marcha de la Bronca’, la apagó y cuando salimos todos en el auto yo me pongo a cantar, porque era pegadiza... No llegué a decir uno, dos y me comí un cachetazo de Herman, que me cimbró la nuca”, contó. “Mary puso música en la radio, Luis Miguel o algo así y me dijo: ‘Vos tenés que escuchar esta música y no música subversiva’.” Otra vez, cuando la película La historia oficial ganó el Oscar, su apropiadora sacó la bandera por la ventana para festejar. ¡Vamos Argentina!, decía. “Cuando llegó Herman –dijo Victoria– va al dormitorio y le dice: ¿qué hacés? Ella le responde que habíamos ganado el Oscar y él le dice: ¿pero no entendés nada?”

viernes, 29 de abril de 2011

USO Y TENENCIA DE LA TIERRA EN LA ARGENTINA



(Ante la necesidad de un debate público, por José Luis Livolti)
La Coordinadora nacional de organizaciones campesinas, de agricultores familiares y pueblos originarios elaboró un proyecto de ley para frenar los desalojos rurales y el cese inmediato de la represión a los pueblos originarios par ...a despojarlos de sus tierras.
En conmemoración del 17 de abril, Día internacional de la lucha campesina y convocada por la Coordinadora nacional de organizaciones campesinas, de agricultores familiares y pueblos originarios, (integrada por el Fonaf (Foro Nacional de la Agricultura Familiar), el Mnci (Movimiento Nacional Campesino Indígena, vía campesina), el MCL (Movimiento Campesino Liberación), el FNC (Frente Nacional Campesino), el Mesa (Mesa de Agricultura Familiar de la Provincia de Buenos Aires) y ACINA (Asamblea Nacional Campesina Indígena del Norte Argentino), se realizó en el edificio del Senado de la Nación, el 19 de abril una conferencia de prensa con un motivo en particular y otro general y de fondo. El primero es la difusión pública de la tarea a la que está abocada la coordinadora, que en lo inmediato es la elaboración de un proyecto de ley de freno a los desalojos rurales, condición indispensable de inclusión social, así como el cese inmediato de la represión sangrienta a los pueblos originarios para despojarlos de sus tierras, lo mismo que a las familias campesinas ocupantes ancestrales de éstas.
El motivo de fondo, el estratégico, es el que allí fue difundido y afirmado por todos los dirigentes de las organizaciones allí representadas, cuestión que destaca un alto grado de coincidencias en puntos fundamentales como la extranjerización de la tierra, el ordenamiento territorial, la soberanía alimentaria y el uso y tenencia de aquella, tanto en su función social como en la reivindicación en tanto derecho humano. Se interpretó que en el debate que se avecina, tanto por la lucha de los campesinos, agricultores familiares y pueblos originarios, como por la propuesta de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, de debatir y aprobar un proyecto de ley contra la extranjerización, desembocará inevitablemente en el análisis de quiénes son los que concentran la tenencia y de qué manera utilizan dicho bien social. Lo que allí se planteó fuertemente es el derecho irrenunciable a la participación y visibilización de las organizaciones auténticamente representantes del “verdadero campo”.
La elaboración del proyecto cuenta con el invalorable apoyo y asesoramiento técnico de la secretaría parlamentaria del diputado Carlos Heller, así como algunos asesores del diputado Martín Sabbatella recientemente incorporados al equipo elaborador, destacando que más allá de esta ayuda, el proyecto nació por iniciativa de las organizaciones que aportaron sus cuadros técnicos en materia de legislación agraria como lo son Ramiro Fresneda, del MNCI, Martín Livolti, del MCL, Florencia Gómez por el Fonaf, entre otros.
También comprometieron su apoyo al proyecto para cuando termine su elaboración, los diputados Vilma Ibarra y Ariel Basteiro con lo que se completa el apoyo de todo el bloque Nuevo Encuentro Popular y Solidario, también se cuenta con el compromiso de los diputados nacionales Remo Carloto, Mariano Wess y está pendiente una entrevista con el presidente del bloque oficialista, Agustín Rossi, del que se descarta el apoyo.
Para destacar fueron las presencias de integrantes de la secretaría Gremial de la CTA, quienes transmitieron un saludo del secretario de la central, Hugo Yasky, y comprometieron el apoyo y solidaridad de la entidad, en todo el país con la lucha campesina.
La otra presencia destacable fue la del secretario de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, José Schulman, quien reivindicó la lucha campesina como un derecho humano, trayendo al recuerdo a la compañera Alicia López, dirigente de las Ligas Agrarias, muerta bajo tortura en la comisaría cuarta de Santa Fe. Quedó planteada también la solidaridad de una cantidad importante de otras organizaciones de derechos humanos, quienes junto a la Liga, al igual que las campesinas, están confluyendo en su lucha, así como está pendiente y en buen camino la articulación de ambas coordinaciones.
La presencia en el recinto de una amplia mayoría de las organizaciones campesinas, de derechos humanos y la CTA, nos permite vislumbrar la seria posibilidad de articulación de diversos espacios del campo popular obrero y campesino verdaderamente alentadora, que nos impulsa a seguir soñando y luchando por la construcción unitaria y liberadora que contribuya a un gran frente de liberación nacional y social que en Argentina necesitamos.

martes, 26 de abril de 2011

La internet argentina es lenta, cara y clasista



Un estudio sobre la velocidad de descarga en 166 países del mundo, revela que la internet argentina es una de las más lentas, ubicándose en el puesto 90º. El mejor promedio está en la zona norte del GBA, donde se concentra el mayor poder adquisitivo.

Según publica hoy La Nación, la empresa norteamericana Net Index, dedicada a la producción de métricas de conectividad, reveló que, a pesar de que el servicio es vendido y cobrado como si en general fueran entre 5 y 10 megabits (Mbps), en la Argentina la velocidad promedio de descarga apenas es de 3,16 megabits por segundo.

La velocidad de descarga se toma como un indicador de la calidad del servicio que reciben los usuarios, y sólo una treintena de países, liderados por Corea del Sur (33,54 Mbps), superan el promedio de 10 megas.

Otro relevamiento de finales de 2010, realizado por Cisco y las universidades de Oxford y Oviedo, había sido aún menos alentador, ya que de él resultó que la velocidad promedio nacional de bajada era de 1,637 Mbps.

Además, el estudio de Net Index reveló que, a pesar de que tampoco se adecua a la velocidad que figuran "en los papeles" por empresas como Fibertel y Arnet, el mayor ancho de banda promedio se registra en la zona norte del Gran Buenos Aires, es decir en la de mayor poder adquisitivo del país.

Distritos como San Isidro (5,93), Olivos (5,44), Beccar (5,06), Martínez (4,92), Vicente López (4,60) y Munro (4,39), tienen el mejor servicio, aunque el pico se encuentra en la zona sur: en Remedios de Escalada (11,40), donde se ubica la Universidad Nacional de Lanús y, de acuerdo al relevamiento, hay apenas unas 1.300 computadoras conectadas.

En la zona oeste del GBA, se destaca Castelar (4,53), mientras que el interior es encabezado por General Roca (Río Negro), con 4,31 Mbps, y Tandil (Buenos Aires), con 4,30 Mbps de velocidad de descarga.

En las principales ciudades del país (las que presentan una mayor penetración de la banda ancha), las velocidades promedio registradas no dan muchas sorpresas: Buenos Aires, 3,98; Córdoba, 3,06; Rosario, 3,26;La Plata, 3,71; Mar del Plata, 3,26; Mendoza, 1,94 Mbps.

En lo que hace a costos, la Argentina se ubica en el puesto 34° sobre una lista que incluye a 54 países.

domingo, 24 de abril de 2011

La memoria viva comechingona

Los curacas Ramón (con su mujer) y Argentina, con la ropa que los identifica, a unas cuadras de su río, el Suquía (Foto: Nicolás Bravo).


Los curacas, descendientes de los primeros habitantes de la ciudad, los comechingones, alzan la voz para que sus tradiciones no sean olvidadas.


“Cuando era chica mi madre siempre nos hablaba de los comechingones pero en cuarto grado empezamos a estudiar los pueblos originarios y en el manual ni figuraban. Entonces me contó que mi familia es de origen comechingón y dijo: ‘Vaya a la escuela y diga quiénes son sus ancestros’”,

“Señorita, yo soy comechingona del pueblo de La Toma, mi madre y toda mi familia son indios comechingones”, me envalentoné en la clase. “De inmediato todos mis compañeros se metieron debajo de sus bancos y empezaron a burlarse, decían: ‘cuidado con la india que nos va a tirar una flecha’ y en ese momento me puse a llorar”.

Entre lágrimas diluidas por casi 500 años de olvido, la lucha del Pueblo Comechingón de La Toma por el reconocimiento de sus compatriotas fue constante.

Los curacas (caciques) son quienes van al frente en esta empresa y a través de la transmisión oral se encargan de inmortalizar la tradición comechingona. La historia que da inicio a esta nota es la de Argentina Perrone Acevedo (74). Ella y Ramón Aguilar (78) llevan vinchas en la cabeza y en una casita de Villa Siburu, cerca del río y al lado de Alberdi, se preparan para hablar de sus historias pidiendo la bendición del Dios Sol (Inti).

En la mesa, como marca la tradición, una piedra de cuarzo indica quien tiene la palabra. Habla la curaca Argentina: “El pueblo de La Toma (hoy barrio Alberdi) comenzaba a orillas del río Suquía, desde la Cañada, y los comechingones se desarrollaban hacia las montañas. Mi bisabuelo, el curaca Lino Acevedo, tenía leguas de tierra. Los comechingones eran grandes agricultores y él trabajaba muy bien la tierra. Murió repentinamente, tenía nueve hijos que quedaron huérfanos y los separaron a todos para quedarse con las tierras. Así perdimos nuestro lugar”.

Siete son los curacas del Pueblo de La Toma. Cada uno representa a una familia de linaje comechingón y son elegidos por sus representados. Ramón Aguilar, por ser el más grande de la comunidad, es el concejero mayor y su historia tiene los mismos ingredientes de tradición agrícola y pérdida. “Perdimos todo por una mala administración, pero mi abuelo siempre me contaba todo lo que teníamos y siempre me decía que yo tenía que preservar las tradiciones de nuestro pueblo”, cuenta.

El Suquía y la salamanca. Argentina y Ramón recuerdan su infancia ligada al río y dicen que siempre antes de iniciar cualquier actividad se le pedía permiso al Suquía. El curaca Aguilar rememora que “a orillas del río se pescaban unos peces enormes, había muchas lagartijas, a las que le poníamos hasta nombres, y nutrias” y lamenta: “Ahora es un asco si vas, sacás garrapatas”.

Muy cerca del actual puente Turín, cuenta el cacique, está la salamanca del Suquía. “Es la cueva donde habita Satanás. Yo la he visto, fui una vez con mi abuelo, porque había un hombre, el Amanache Regina, que quería aprender a tocar el violín pero no tenía ni plata para el instrumento”.

“Cuando llegamos a la salamanca mi abuelo le dijo al Amanache que se metiera desnudo porque así lo indica la ley de Satanás. Adentro, lo atendió un joven muy buen mozo que le regaló un violín y aprendió en un sillón hecho de serpientes vivas”, dibuja el curaca con sus palabras.

“Cuando salió de ahí no podía parar de tocar. Los sábados, cuando los viejos de barrio se juntaban a jugar a las bochas, el Amanache se ponía a tomar cerveza y tocaba. Los viejos chupados bailaban entre ellos. El Amanache fue profesor y tocó en muchos teatros pero después se murió seco, estaba cansado, quería dejar el violín y Satanás le pidió el alma”, concluye Aguilar.

Internas. El grupo de los siete curacas del pueblo comechingón de La Toma está dividido. Sólo quedan dos representantes de los originales: tres fueron expulsados y uno murió hace pocos días. Se trata de Rubén Villafañe, insignia de la lucha por la reivindicación del pueblo de La Toma.

Argentina y Ramón son, por ahora, los únicos curacas que representan a la comunidad. Según cuentan, quienes los acompañaban fueron expulsados porque comenzaron a tomar decisiones sin consultarlas con el grupo. “Nuestro reglamento interno dice que nadie hace nada sin consenso, entre nosotros no hay superiores”, destacó Ramón.

Por su parte, Argentina agregó: “El nombramiento de curacas no se puede hacer así nomás, tienen que realizarse muchos estudios para determinar si esa persona es comechingona para aceptarla. Además, los que se separaron quieren formar una nueva comunidad llamada Quisquisacate”.

Supervivencia comechingona. A la comunidad cordobesa le corresponde un subsidio del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (Inai), que tienen que tramitar vía Afip. Cuando la plata les llegue piensan comprar un saloncito para reunirse, ya que hasta hoy se juntan en una sala prestada por el Instituto de Cultura Aborigen de Alto Alberdi.

Dedicados al pasado para construir el presente, los curacas trabajan para la transmisión de la cultura comechingona.

Realizan muchas visitas a colegios de toda la provincia para contar cómo y dónde vivía este pueblo. Ramón ya recorrió muchos kilómetros y trabaja para el programa provincial Abuelo contame un cuento.

Según estos caciques, la comunidad de La Toma tiene unos 700 descendientes de comechingones empadronados y hay muchos más en la lista para anotarse.

Con la piedra en la mano, la vincha en la cabeza y la bendición del Sol, Ramón Aguilar pide que su lucha dé frutos, que La Docta no lo olvide, porque él es un legítimo hijo del Suquía: “Queremos que el pueblo de Córdoba nos reconozca, que nos respeten como nosotros lo respetamos, que no digan que no estamos si, ¡acá estamos ! ”.


Dia a Dia Córdoba.24 de abril de 2011.-

sábado, 23 de abril de 2011

La revolución se hace toda la vida, todos los días, todas las horas




Discurso de Hebe de Bonafini al recibir la Laurea Honoris Causa de la Universidad de Bologna. Aula Magna Santa Lucía, 17 de octubre de 2007.

'Al Señor Rector, a Letizia Bianchi, a todos los rectores y profesores presentes, los alumnos, los compañeros,
Esta Laurea la recibo en nombre de mis compañeras, de todas. Se la dedico a los 30 mil desaparecidos y la comparto con mi hija María Alejandra, que desde muy pequeña me acompañó y permitió con su aporte, con su ayuda, que yo pudiera hacer todo esto.
Esta lucha, aunque estuvimos solas muchas veces, no la hicimos solas. Esta marcha en la Plaza, que es como la gota de agua que horada la piedra, este caminar hoy, cansado después de 30 años, es una marcha que tiene estampado el grito por la justicia, que todavía hoy es necesario seguir levantando, porque todavía hoy hay injusticias y todavía hoy hay asesinos que están en libertad.
Los que han hablado antes que yo han explicado muy bien la lucha de las Madres, creo que no tengo que insistir sobre esos temas, pero si decirles que las Madres nos sentimos revolucionarias, que la revolución es un hecho permanente, no es de un día ni de dos. La revolución se hace toda la vida, todos los días, todas las horas. La revolución se hace cuando uno transforma esta sociedad que nos dice siempre que no se debe, pero los pueblos sabemos que se puede. Las Madres hemos inventado mil formas para comunicarnos y encontramos diferentes maneras para gritarle al mundo qué pasaba y la solidaridad del mundo llegó y el mundo nos tendió su mano y si estamos vivas es porque muchísimos de ustedes se solidarizaron con nosotras. Gracias por la solidaridad.
Hay dos cosas importantes que tenemos que saber. Primero que cuando uno empieza una lucha no hay que pensar que somos pocos, dos ya somos un montón. Las Madres nos dimos cuenta que la lucha individual no sirve, se agota en sí misma, lo que a las Madres nos mantuvo vivas es haber estado juntas todos los días, todas las horas, todas las semanas, todos los años. Y también haber escuchado a nuestros hijos. Ellos nos enseñaron la solidaridad, ellos nos enseñaron su entrega, sus ganas de cambiar este mundo.
Cada día las Madres tuvimos que inventar cosas nuevas. Los primeros tres años no tuvimos ningún lugar donde reunirnos, sólo la calle. Nos llevaban preseas todos los jueves, nos metían en las comisarías, nos golpeaban. Pero las Madres teníamos claro que lo más importante era la vida de los hijos y que había que hacer cualquier cosa para ayudarlos. Es verdad, no los recuperamos, no los volvimos a ver, pero queda claro que el verdugo no pudo con ellos. Los tiró vivos al río, los quemó vivos, los enterró, pero no contaban con nosotras que les empezamos a dar vida en cada acción, en cada acto, en cada plaza, en cada momento. Ellos viven y hoy están aquí, con ustedes ¡aplaudiendo!
Las Madres socializamos la maternidad, somos madres de todos. Fue un acto importante, porque socializar la maternidad es romper ese vínculo de lo individual, es hermoso tener 30 mil hijos cada madre y cada hijo tiene miles de madres.
La complicidad fue muy grande. La dictadura no hizo sola lo que hizo, parte de la Iglesia, los políticos, los sindicalistas burocráticos, los periodistas y los militares; y también la gran burguesía argentina que se quería quedar con nuestra patria.
Siempre quisieron dar por muertos a nuestros hijos, pero nadie quiere pagar la culpa de su muerte, por eso las Madres no aceptamos su muerte. Nuestros hijos están desaparecidos para siempre, por eso no queremos cobrar reparación económica, lo que se tiene que solucionar con la justicia no se puede solucionar con dinero.
Para las Madres es un honor muy grande esta Laurea, que sólo nos da más responsabilidad, más responsabilidad en el trabajo. Las Madres tenemos entre 80 y 93 años, esta es la edad de las Madres que estamos en la lucha. Pero mientras exista una sola Madre, va a existir la Plaza, y después está todo lo que tenemos en manos de los jóvenes, creemos en la juventud, amamos a la juventud de la misma manera, con la misma pasión con la que amamos a nuestros hijos y a la lucha.
Las Madres tenemos la Radio, la Universidad, una imprenta, un periódico, biblioteca, videoteca, librería y hoy, estamos construyendo viviendas y no sólo viviendas, estamos construyendo una nueva sociedad que es la sociedad que querían nuestros hijos. Las viviendas van acompañadas de alfabetización, capacitación y comprensión de la lucha.
Los invito a todos los que vayan a Buenos Aires a que pasen por la casa de las Madres, a que pasen por la Plaza. Ya no nos pertenece ni la casa ni la Plaza, el mundo entero se tendrá que hacer cargo del archivo más grande que hay en Latinoamérica, que es el archivo de las Madres y de todo lo que nos han regalado durante tantos años, de todos los premios. Ya no nos pertenecen a las Madres, le pertenece al mundo entero, que nos dio una mano en los momentos más difíciles.
Y permítanme un diálogo con mis hijos, con los 30 mil. Queridos hijos, la lucha nunca es inútil y la sangre de esta Latinoamérica derramada será para pedir la libertad de todos nuestros pueblos postergados. Muchas gracias.'

jueves, 21 de abril de 2011

Los pájaros de la libertad



La Presidenta habló desde Santiago del Estero y un país se estremeció, seguramente, de emoción.

No sólo por las obras que inauguró allí, sino por esas emociones compartidas entre Cristina y el pueblo.

Nos acordamos de un pasaje de la brillante película “Revolución” en el que San Martín pregunta a un granadero porqué motivos peleaban y aquel le responde: “por la libertad”.

“No es cualquier libertad” revela El Libertador.

La memoria histórica dice que esos bravos peleaban por el destino de libres que se merecían. Y por la igualdad de derechos que ya transmitía ese glorioso Ejercito de los Andes, de criollos, indios, negros y mestizos.

Así nació la patria, con un proyecto inclusivo.

Un país de pájaros, de pasiones y de sables libertadores.

Vale el antecedente para recordar que en esa búsqueda de igualdad y justicia, seguimos empeñados.

Cualquiera que nos visite, famoso o desconocido, podrá apreciar lo que aquí decimos.

En este lugar del mundo cualquiera puede decir lo que le venga en ganas.

¡Si hasta fue el propio gobierno nacional el que impulsó la derogación de la figura de “calumnias e injurias” para las opiniones vertidas en la prensa!

¿Quién nos va a dar clases de libertad a los argentinos cuando somos el primer país de América que sanciona una ley de medios tan participativa, generosa, antimonopólica y democrática como la que tenemos vigente, pese al Grupo Clarín que la viola permanentemente?

¿Quién va a darnos clases libertarias cuando somos el único país de la región que cuenta con ley de matrimonio igualitario?

¿Quién va a darnos clases de libertad cuando cargamos el dolor de 30 mil desaparecidos y sin embargo no hubo, no hay ni habrá ley del talión, sino memoria, verdad y justicia?

¿Quién va a enseñarnos a defender mejor el valor de la vida y de la paz cuando somos el país de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo?

En este país la única libertad que no se tolera es la de morirse de hambre, de desempleo, de desesperanza o de desmemoria.

El Programa Mundial de Alimentación de las Naciones Unidas presentó el mapa actualizado que mide las regiones más amenazadas por el hambre y la miseria, en contraste con las de mayor desarrollo social.

Con el color celeste se señalan las regiones más desarrolladas socialmente del planeta y con otros colores, las menos desarrolladas.

La Argentina está pintada de celeste.

Es un país que empieza a ser de libertad y de igualdad, como soñaron nuestros próceres. Un país con sus contrastes y asignaturas pendientes, pero donde el pibe más humilde sabrá cuando sea un adulto, que creció sano, contenido y al amparo del regazo de su madre.

Y al amparo del abrazo de un Estado que no los abandonó.

Publicado por Jorge Giles

Octavio Getino habla sobre la Ley de medios

SOY LA MIERDA OFICIALISTA

ULTIMOS COMENTARIOS