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sábado, 26 de febrero de 2011

Violentar lo establecido.



La Política suele ser un espejo donde muchos se miran y se autoproclaman heroicos, una fantasía y una realidad deformada, una mentira y quizas una verdad sepultada, pero la real politica es un concepto, una palabra, un simbolo, un signo a perseguir, una positiva manera de comunicarse y ante que todo composición.

La politica es componer, componerse con relaciones que garantizen justicia plena, igualdad absoluta y singularidad excluyente. Sin embargo para las masas la politica hoy es una mala palabra, un insulto, algo vacio de interes y en conflicto con la realidad.

Mas aun entre los jovenes que crecen en ese ambito marginal; pocos son los que no relacionan la politica con la mierda, la politica con la estafa, con el maltrato, la opresión y la corrupción. Sinonimo de desigualdad, sinonimo de robo diplomatico, eso es para los pibes. ¿y está mal? Está perfecto... es lo que hay... es lo que hicieron con la palabra politica. Sin embargo y a pesar de todo eso, y del discontinuo poder con el que cuentan quienes masacraron la politica. A pesar de las muertes que se lleva y de tanto dolor reinante, es necesario recuperarla, salir a conquistarla, apropiarse de ella y ser los autenticos dueños... Politica no es una mala palabra, es una forma de existir, una herramienta de transformación, un arma de fuego para defenderse, un buen material con el cual construir una nueva vida y un puente para llegar a un lugar mejor .

Muchos dicen no saber que que es, o que no les importa enterarse, pero todos la hacen, inconciente o concientemente, sean fachos, oficialistas, peronistas, trotskistas, militantes mediocres, o ignorantes voluntarios.

Porque donde hay lenguaje, donde hay alguien hablando con otro, ahí hay politica en ejecucion y queda en nosotros, en el gran nosotros,si seguimos permitiendo que se adueñen de la palabra los mismos de siempre o si de una vez por todas la tomamos de rehen para beneficio de todos. Un escenario donde todos intervengan, todos decidan, todos opinen, y nadie moleste a nadie, nadie ordene y tampoco nadie dé ordenes.

La politica es un dialogo donde el yo y el vos piensan lo mejor para el ellos. Los de ahora y los de mañana, es corta, es simple, la politica es nuestra no de ustedes, asi que esta vez van a tener que cerrar el orto todos los poderosos, porque quienes vamos a gobernar y decidir sobre el fututo somos nosotros...

La Real Política es un actitud de rebeldia que no acepta justificaciones burocráticas, es acción directa que transforma en lo inmediato.

Es riesgo, hacer politica tiene que estar ampliamente dotada de riesgo, es entrar donde nadie o pocos entran, ser recibidos por el adentro y no rechazados...

Diferencias:

1-En las villas y barrios marginales la unica figura presente del estado durante décadas es una policia represora o un hospital abandonado, con escases de insumos, falta de camas y pacientes olvidados, encima son pocos los médicos que sienten compromiso y que brindan la asistencia cientifica y humana necesaria. La unica politica conocida es la de los punteros con mas pinta de mafiosos que de revolucionarios, el trueque votame-te doy una chapa, votame o estas frito...

2-En la clase media-alta la situación es aun más deprimente, con lo que uno se encuentra frecuentemente y la unica definicion politica que se escucha, es la de pibes y pibas que solo saben repetir como loritos lo que dicen sus padres fachistas, sus abuelos fachistas, sus antepasados fachistas, generaciones enteras de discriminadores y complices del descaro y la desigualdad... ahi se termina todo, en repetir como un loro...

La politica es conciencia, abrir los ojos, dar una mano, un abrazo, un escudo y una lanza con la punta afilada. No es violencia contra otros, es violentar la reflexión, violentar la voluntad, violentar lo establecido, violentar lo inmodificable y lo que parece invencible. Ahogar de un abrazo al que te escupe y al que te pisa...

Camilo Blajaquis

martes, 22 de febrero de 2011

Carta abierta a Ernesto Tenembaum (Respuesta a su nota "Nunca menos?" publicada en la revista Veintitres)




Ernesto:

No se porque, pero desde chico nunca me cerró la historia oficial de la Revolución de Mayo contada por Billiken.

Me costaba creer que Belgrano fuese ese sujeto débil y timorato tal como se lo graficaba, o que San Martin solo fuese un eximio andinista capaz de fajar a los españoles en algunas batallas. Mucho menos me cerraba el rol de French y Beruti, retratados como dos “buscas” entregando escarapelas a cambio de alguna donación.

Años después, el revisionismo histórico fundamentó mis dudas cuando supe quienes eran esos próceres, y que los presuntos “buscas” no eran tal cosa, sino mas bien se trataba de patriotas que, pistolón en la cintura, decidían en favor del bando patriota quien entraba y quien no al Cabildo. Y me pongo a pensar: ¿que hubiesen dicho Clarín y La Nación, Radio Mitre y TN de haber sido contemporáneos de los sucesos de Mayo? Permitime imaginarlo: “Piqueteros agreden peatones” o “La patota revolucionaria impide sesión” o tal vez “Otro acto de prepotencia del futuro oficialismo”. Y me imagino a los Morales Solá y a los Nelson Castro de la época horrorizados y repudiando estos actos. Por suerte aun no existían los monopolios periodísticos y los patriotas solo tuvieron que lidiar con los realistas.

Comienzo con estos párrafos, Ernesto, de una manera sumamente antojadiza y tendenciosa. Como tus escritos. No creas que solo vos podes ser tendencioso en tus notas, yo también. Luego si querés podríamos discutir la tendencia de uno y otro.

Lo cierto es que tu nota en “Veintitrés”, titulada “¿Nunca menos?”, termina por colmar mi paciencia, sobre todo ese pretendido tono sociológico que intentas imprimirle a la nota y que creo que en el fondo, solo busca diferenciarte del resto de los empleados de Magnetto como el periodista del grupo con mas llegada a cierto sector progre que aun no decidió su voto. Bastante pobre.

Pero como te anticipé, se me antoja solamente refutarte algo de tu nota, y voy a apuntar a una parte de ella. Una en la que particularmente te consideras fuerte. Me voy a referir a “las bravuconadas de Guillermo Moreno y a la mentira oficial del INDEC”, como decís en tu escrito.

¿Cuál es tu problema con el INDEC Ernesto? ¿Acaso tenés estudios o elementos como para presentarte en un juzgado y denunciar a Moreno? ¿Quiénes te asesoran al respecto, los intachables de Broda y Melconian?

Cualquiera medianamente informado sabe que las mediciones del INDEC le han hecho ahorrar al país millones de dólares en concepto de deuda externa. Deuda que esta atada a los índices inflacionarios, por lo cual, medida de otras formas también veraces, la deuda no evoluciona como a tus empleadores le gustaría. Porque lamento informarte Ernesto, que no solo sos empleado del Grupo Clarín, sos indirectamente empleado de Goldman Sachs y otras empresas que tienen intereses en el crecimiento de nuestra deuda externa, para ganar más dinero, sin importar si eso genera más pobres, mas indigentes y mas muertos.

Pero por supuesto que todo esto vos ya lo sabes, y por eso tus embestidas contra Guillermo Moreno. Por mandato de tus patrones, si, pero sobre todo porque el Compañero representa aquello a los que vos renunciaste: el patriotismo.

Estoy seguro que tu grupo debe haber investigado hasta el cansancio a Moreno. Desde micrófonos, espías, interceptarle comunicaciones, y todo lo que este a su alcance, ya lo han usado con el. Porque tienen los medios, la estructura, la gente y los intereses para hacerlo. Pero lamentablemente (para ustedes) no han podido encontrarle nada que lo comprometa. Por eso, día tras día, esa legión de socios de tu misma vergüenza, arremete una y otra vez turnándose o todos juntos, según la ocasión, contra Moreno. Como no existe forma de probarle un ilícito, entonces no les queda más que ir por sus modales.

¡Y que suerte para nosotros que tenga esos modales!

Lo prefiero millones de veces antes que esos pusilánimes y aprovechadores como Luis Juez, que siendo representante del Estado ante Papel Prensa (¿te suena esa empresa?) levantaba la mano y decía todo que si. Claro, hoy la mano vuelve y el contador de chistes profesional ha cimentado su campaña política gracias al Grupo y a lo que significa La Voz del Interior (¿sabes a que Grupo pertenece?) acá en Córdoba. Incluso vos, desde tu auto promocionado periodismo independiente y actitud progre, contribuiste con tus notas a esa promoción. Si Ernesto, ayudaste a construir la (falsa) imagen de Juez, pero arremetes a diario contra quien protege los intereses del Estado.

Y esta bueno que hablemos un poco del Estado. Porque cuando Moreno va con guantes de box a Papel Prensa, no es para llevarse unos mangos a su bolsillo, es para que, mediante la justicia redistributiva, nos lo llevemos todos a nuestras casas. Cuando Moreno les grita a los representantes de las petroleras, es para que todos podamos acceder a la educación. Cuando golpea la mesa ante los supermercadistas, es para que muchos más puedan acceder a la salud. Cuando disciplina a los harineros, es para que otros accedan a la vivienda.

Cuando vos le pegas a Guillermo Moreno, lo haces con el único fin de asegurarte en cambiar el auto o engrosar tu cuenta bancaria, y de paso, para congraciarte y garantizarte el laburo ante tus jefes.

Y eso te esta matando por dentro Ernesto. Guillermo Moreno no esta a la venta y es fiel a sus convicciones. Vos hace rato vendiste tus convicciones, y solo sos fiel a tu billetera.

Seguramente dirás que no se puede comparar a Guillermo Moreno con French y Beruti. ¿Y por que no? ¿Qué crees que hubiese hecho Guillermo en 1810 o que harían aquellos “chisperos” hoy como representantes del Estado en Papel Prensa o como Secretarios de Comercio?

Claro que los tiempos han cambiado, y los funcionarios hoy no andan armados, pero a veces los modales deben ser los mismos. Es necesario ante tanto realista suelto.

Terminando Ernesto, permitime que te diga que, entre Mauricio Macri y vos, lo prefiero al del PRO. El no intenta venderme lo que no es. Esta clarísimo lo que es y los intereses que representa. Vos sos una quinta columna dentro de un espacio que aspira a vivir en otro país, pero que apoyo los cortes de ruta junto a la SRA y al MST y que se escandalizó cuando Guillermo Moreno apareció con casco y guantes de box en el directorio de Papel Prensa.

Cuando vuelvas a criticar bravuconadas Ernesto, nunca olvides que trabajas para Magnetto, quien amenazó personalmente a la viuda de Graiver. Que trabajas para la apropiadora de hijos de desaparecidos de Noble. Que trabajas para Aranda, quien quiere inundar una provincia para beneficiar sus plantaciones de arroz. Que trabajas para Clarín, quien despide trabajadores por el solo hecho de ejercer su derecho a sindicalizarse. Que trabajas para la Goldman Sachs, que ayudó a empobrecer al Tercer Mundo y condenó a la muerte a millones de personas. Y no se puede ser el contador de Al Capone y creer que nada te salpica. Esos no son modales civilizados, Ernesto.

¿Y todavía te horroriza Guillermo Moreno?

¿Y seguís pensando que “Nunca menos” es una mala consigna?

Podría ser “No pasaran”. ¿Por qué no?

Aunque conozco una que seguro te gustará menos: “Ni olvido ni perdón”.

de Enrique Gallego Cal, el Lunes, 21 de febrero de 2011


domingo, 6 de febrero de 2011

“Hay un cambio social en torno de la ciencia”



Matemático, periodista y docente, Adrián Paenza sostiene que hay un interés inédito por la ciencia en la sociedad argentina. Y en el Gobierno, añade. De eso habla aquí: de ciencia y de política. De la relación que tuvo con Néstor Kirchner, de los científicos que vuelven, del Ministerio de Ciencia, de Macri, Tecnópolis y la derecha.

Final del formulario

http://www.pagina12.com.ar/commons/imgs/go-gris.gif Por Andrés Osojnik

Sorprende que un reporteado responda “no sé”. O peor aún, “no tengo idea”. Será que el método científico le impide sostener algo que no tiene empíricamente comprobado. O será la sinceridad que lo lleva a evitar las frases de ocasión. Adrián Paenza no tiene respuestas prefabricadas. Habla de sus programas de matemática en la televisión y asegura que no deja de sorprenderse de tanta repercusión. Habla de sus libros y confiesa que nunca creyó en semejante éxito. Habla del momento político actual y dice que no sabía que era kirchnerista, hasta que la realidad se lo demostró... Adrián Paenza habla de su relación con Néstor Kirchner, de Tecnópolis, de Macri, de los medios. De cómo intervino para que llegara al país el programa de entrega de notebooks a los chicos de la secundaria. Y de por qué la ciencia ahora tiene alto rating.

“Hay un evidente cambio social en torno de la ciencia –sostiene–. Si yo hubiera sabido de la repercusión de mi libro, lo hubiera escrito veinte años atrás. Si yo no lo escribí es porque no había receptividad. En aquella época no había en los medios de comunicación periodistas especializados en ciencia. Los diarios levantaban lo que salía en las agencias, no había producción de libros de divulgación de la ciencia como hay ahora, para lo cual tiene que haber un mercado, han aparecido películas, hay canales de televisión dedicados a la ciencia, aparece el Canal Encuentro. Estamos formando parte de un proceso de modificación que no lo sé mirar porque no tengo perspectiva. Pero lo que puedo hacer es ver los datos y describirlos: esto antes no pasaba.”

–¿En esto influye también la tecnología?

–Sí, también hay más medios, Internet, las redes sociales, muchas más maneras de comunicar, la tecnología no permitía hacer lo que se hace ahora. El único cargo que yo tuve en cualquier estamento fue secretario académico del Departamento de Matemática en el año ’83 cuando asumió Alfonsín. En ese momento, las revistas científicas de matemática llegaban al Departamento con dos años de atraso. Es decir que un científico podía estar trabajando en un tema y cuando creía que lo podía publicar ya estaba hecho hace tiempo. Yo estuve en España antes del Mundial del ’84 con quien era el rector de la Universidad Complutense de Madrid. Ellos recibían todos los meses las revistas y le pedí que fotocopiara una vez por mes el índice y lo mandara por correo. Entonces yo lo dejaba en la biblioteca para que los científicos de acá por lo menos pudieran ver los temas que se publicaban.

–Ya tenía entonces la idea de la importancia de la difusión...

–Sí, pero yo no me daba cuenta. Porque todo esto fue una casualidad. Si yo dijera que todo esto fue un plan... no, no fue así. Claudio Martínez me propuso hacer un programa de televisión, y yo le dije, bueno, lo hacemos pero siempre que yo pueda vivir afuera. Yo vengo y grabo los programas. Así nació Científicos Industria Nacional. Empezamos... y hace nueve años que lo estamos haciendo. Diego Golombek hacía de cocinero científico en un programa y cada vez que terminaba un programa yo contaba una historia de matemática. A los dos años me llamó Diego a Chicago y me dijo, escribí todas esas historias y yo te publico un libro. Y le dije, Diego, nadie va a comprar un libro así. Diego me dijo dejá que lo decida yo. Se publicó y de pronto, ¡bum! ¿Quién podía saberlo? La primera edición fueron cuatro mil ejemplares, la primera edición del segundo fueron 40 mil.

–¿A qué atribuye esa repercusión del libro, ese interés masivo por la ciencia?

–No lo sé. Algo está pasando. Nosotros estamos haciendo la cuarta temporada de Alterados por pi, un programa de matemática por televisión... ¿es raro, no? Fuimos a las escuelas a grabar los programas, llegamos con las camionetas y parece que fuéramos una banda de rock... llega la matemática. Hay 400, 500, mil chicos que vienen a escuchar hablar de matemática. Yo estoy tan sorprendido como ellos. Ellos se quieren sacar fotos conmigo y yo me quiero sacar fotos con ellos, porque yo soy el impactado. Algo está pasando, pero no sé qué causó esto. En programas de alto rating yo estuve muchos años, Fútbol de Primera, con Muñoz, con Víctor Hugo... Pero esto es distinto.

–¿Qué es lo distinto?

–Lo distinto es lo inesperable. Es esperable que en el fútbol te vean millones, la televisión impacta mucho. Pero no es esperable que te esperen 700 chicos, los padres, los profesores y que reciban a un grupo de personas que hacen un programa de matemática como si fuera una banda de rock, o como si hubiera llegado Ginóbili. A nosotros nos recibieron en Wilde con un pasacalle...

–¿Este cambio social del que habla tiene que ver también con el momento político que vive el país?

–A mí me dan ganas de decir que sí, porque tengo una gran simpatía por este Gobierno... yo no sabía que era kirchnerista, yo no voté a Néstor. Yo fui a hacer la cola para votar y lo iba a votar a él, pero me dije que no podía votar a alguien que llevaba a Scioli de vicepresidente. Y la voté a Lilita. Una claridad de ideas bárbara la mía... Después se lo dije a él, en la Casa de Gobierno, la primera vez que lo fui a ver.

–¿De qué hablaron aquella vez en la Rosada?

–Cuando lo fui a ver la primera vez me dijo, che, los becarios del Conicet ganan 800 mangos. Le digo, sí. Y me dice es una barbaridad, cómo van a ganar 800 mangos, vamos a ver qué podemos hacer. Esto fue diciembre del 2003, tres meses después, en marzo del 2004, un científico argentino, Gabriel Rabinovich, había publicado en la revista Cell una investigación muy importante. Entonces lo citó a la Casa de Gobierno e invitó a algunos periodistas. Yo fui. Cuando me vio, me dice “che, ¿te dije que iba a hacer algo, no?”. Les habían aumentado de 800 a 1200 pesos a los becarios, el 50 por ciento. Yo conocí a todos los presidentes de la etapa democrática, todos hablaban desde el bronce. Todos conocían lo que era el Conicet, ahora, que todos supieran que el Conicet tenía becarios, ya empiezo a dudar. Que supieran que existía el Conicet, que tenía becarios y que supieran lo que ganaban... desconfío fuertemente. Y que además hicieran algo para cambiarlo, es muy raro.

–¿Por qué un científico quiere volver hoy a la Argentina?

–Un científico vuelve ahora porque hay oportunidades de trabajar y no necesita desarrollarse en un contexto que le resulta extraño. Vuelve porque tiene sus amigos acá. Cuando uno está afuera, lo que le pasa a Obama es folklórico, pero se muere Kirchner y eso impacta mucho. Yo me entero de que se muere Kirchner porque me avisa Ginóbili. Yo había ido a caminar como todos los días temprano y al volver tenía 17 mensajes en el teléfono. Me asusté, dije qué pasó. Y tenía un mensaje de texto, era Manu que me decía ¿viste lo que pasó? Se murió Néstor. El impacto que se produjo en todos los argentinos que vivimos allí fue muy fuerte. Por eso la gente regresa: se están dando las condiciones, está la tendencia de que la ciencia importa. Ahora estamos en la etapa de que hay que traerlos porque los hemos generado no- sotros. El 98 por ciento de lo que publican en revistas científicas en el mundo los argentinos que están trabajando en el país son científicos egresados de universidades nacionales y que trabajan en organismos estatales, en general, el Conicet. Entonces, si la Argentina pudiera traer para acá todo lo que tiene en el exterior...

–¿Hay aceptación en los científicos argentinos en el exterior de lo que se está haciendo aquí?

–No lo sé, pero se sabe que hay un gran respeto por la ciencia ahora. Hay consulta, hay interés. Hay un comité de ética en la Argentina. Me acuerdo, que la Argentina tenía que llevar una posición respecto de qué iba a hacer con las células madre. Rafael Bielsa era el canciller y le pidió al comité de ética del Conicet que le diera una opinión. No era vinculante, pero por lo menos había alguien a quien le importaba. Todo esto está pasando ahora, son muchas pequeñas cosas. Muchas son intangibles, pero antes no pasaban. Yo pensé que no iba a vivir esto y ahora lo vivo. Que se discuta si va a haber un potencial reparto de las ganancias con los trabajadores... Posiblemente no se haga, que esté en la agenda es una señal. La Asignación Universal por Hijo incrementó un 25 por ciento la matrícula de los chicos en los colegios primarios. No tenemos noción de lo que esto significa. Uno puede hacer charlas intelectuales, pero hay que ver que a la gente la están volviendo a la vida.

–Volviendo a la ciencia, el proyecto de Tecnópolis sería un símbolo de este interés político por la ciencia que describe...

–Sí, es un símbolo, pero también marca el engaño de la palabra cuando es vacía de contenido.

–¿A qué se refiere?

–A lo que hizo Macri. Yo deploro a Macri y todo lo que él representa, pero independientemente de eso, él es jefe de Gobierno. Y si el argumento por el cual Tecnópolis no se hizo en la ciudad es porque se va a cortar el tránsito durante tres o cuatro días (ellos dijeron 40), no es serio. Nueva York todos los años recibe en septiembre durante una semana a 155 jefes de Estado, para la Asamblea General de las Naciones Unidas. En los últimos ocho años me tocó estar siete: es un caos. Bueno, pero si quieren tener la sede de las Naciones Unidas ahí, algún precio tienen que pagar. Hay que elegir costo-beneficio. ¿Queremos decir que la ciencia importa, sacarla a la calle y generar los vasos comunicantes con la sociedad? Si se cerraran en la Argentina las escuelas primarias, todo el mundo saldría a la calle porque todo el mundo entiende el valor de salir de analfabeto a alfabeto. Si cerraran las universidades, también habría un lío bárbaro porque los estudiantes saldrían a la calle. Pero la sociedad todavía no tiene en claro por qué importa investigar, todavía esto es una asignatura muy pendiente. Todavía no está claro que la sociedad se va a beneficiar, o se debería beneficiar, en función de lo producido por las universidades. Entonces cuando alguien aborda Tecnópolis así es un metamensaje: me importa un pito.

–Y más allá del tránsito, ¿por qué Macri no permitió Tecnópolis?

–Porque ya tuvieron un problema con los festejos del Bicentenario. Y después muere Kirchner y vuelve a estar la gente en la calle. Hay una tendencia de Macri y en general de los gobiernos conservadores de no querer la ocupación de los espacios públicos por parte de la gente. Las muchedumbres, la gente en la calle es un problema. Y a eso le tienen miedo.

–Antes contaba su primera reunión con Kirchner en la Rosada. ¿Qué motivó aquella reunión?

–Yo a Kirchner me lo encontré justamente cuando se hacía la reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2003. Yo a él lo conocía por haberle hecho notas en televisión, pero nunca había estado con él. Yo estaba con unos amigos en Nueva York y me iba al teatro. Iba caminando por la Quinta Avenida rápido porque llegábamos tarde y de pronto lo veo caminando a Ginés González García. Qué hacés Adrián, nos saludamos y le dije te doy un abrazo porque me tengo que ir que empieza el teatro. ¿Pero no viste quién está ahí? ¿Quién está? Miro y estaba Kirchner. Cuando me quiero dar cuenta, estaba él caminando hacia mí. Me saludó y me dice, venite al Consulado. Le digo no puedo, yo estaba vestido con vaquero, le digo tengo entradas para ir al teatro y me dice, dejate de joder, te está invitando el Presidente y vos decís que tenés entradas para ir al teatro. Bueno, le digo, yo voy a ir, pero va a haber 200 personas, yo voy a estar a un costado, contra una pared y ni siquiera me voy a poder acercar a vos. Entonces me preguntó cuándo iba a estar en la Argentina. En noviembre, le contesté. Bueno, venime a ver. Cuando estábamos sentados, me tomó de la mano y me dijo “hablame”. “¿Cómo hablame?” “Sí, hablame.” Escuchame, le contesté, yo voy a salir después de acá, me voy a encontrar con mis amigos, mi familia, me van a decir “¿con quién estuviste?”, “con el Presidente”, “ah, ¿qué te dijo?”, “nada, hablé yo...” El tenía un papelito, me lo mostró, me dijo, mirá lo que me trajo Escribano... Era el papelito donde le presentaba esas famosas condiciones, el ultimátum... A partir de ahí se fue dando una corriente afectiva muy intensa. A mí me gustaba el desenfado, yo hablaba con él como en cualquier charla, no tenía que andar pensando e hilvanando cada frase a ver qué digo, yo hablaba con alguien que pensaba junto conmigo. Yo no sabía que era kirchnerista, me fui haciendo mientras empezaba a valorar las cosas que hizo.

– ¿Cómo es su relación con Cristina?

–Cuando Filmus me llamó para hacer la reunión con los científicos en Nueva York, Cristina era candidata, me dijo mirá, ella va a ir a la Asamblea de las Naciones Unidas con Néstor, ¿podés organizar una reunión con los científicos que vos conocés allá?, ella los quiere conocer, hacé la lista vos, de distintas áreas. Yo hago la lista, le dije, te la paso, pero organizalo vos, porque ¿sabés lo que va a pasar con esto? Yo lo organizo, ella va a sacarse una foto y después nunca más le va a importar nada. Bueno, me dijo Daniel, decíselo. Hice la lista, la embajada los invitó. Llegamos al Consulado, estaba Timerman, llegó Cristina y yo le dije, bueno voy a decir que yo no querría que todo esto sólo sea para una oportunidad para que nos saquemos una foto. Y ella dijo, yo no vine a sacarme una foto, yo vine a preguntar. Y empezó: ¿Quién es el que se dedica a agujeros negros?, ¿quién hace los bancos de leche materna?, y así. Era obvio que ella había estudiado lo que hacía cada una de las personas que estaban ahí. Pasa el tiempo y una vez en Buenos Aires me llama Lino Barañao y me dice “acaba de crearse el Ministerio de Ciencia y Tecnología y me propusieron el cargo”. “¿Aceptaste?”, le dije. “Sí. Y me dijo Cristina que te dijera que no era para la foto.”

martes, 1 de febrero de 2011

678, giro copernicano de la realidad nacional

Nadie duda de que la realidad es un constructo. La realidad está mediada por la palabra. Los historiadores cada vez se indignan menos ante la fuerza de esta verdad. En cierta medida los estudios de Sperber y Wilson en su esclarecedora obra La Relevancia indican como la formación de la realidad de un individuo ("el entorno cognitivo") está compuesta por "supuestos" que se van acomodando como un gran rompecabezas y cuando uno de esas piezas no encajan es rechazada. Los supuestos con los que se conforman la realidad no siempre corresponden a una realidad exterior. Por ejemplo: el hombre medieval tenía varios supuestos falsos en su formación: la tierra era plana y era el centro del universo, el paraíso estaba en un lugar de la tierra acechados por grandes monstruos, la anatomía del mono era idéntica a la de los hombres. Pero llegaron aquellos que desafiaron a la autoridad de la Iglesia, de los Reyes y de Galeno y metieron mano para comprobar que esos supuestos eran errores que conformaban una realidad distinta, tergiversada. No fue fácil la tarea: mucha leña verde fue utilizada contra aquellos hombres y mujeres que desafiaban la realidad impuesta por el Poder. El hombre del Renacimiento tuvo una ardua tarea para cambiar el entorno cognitivo de las personas y demostrar que la tierra era redonda y giraba alrededor del sol y que los músculos y los huesos de un macaco no eran los mismos que el de un hombre. Cada supuesto nuevo era rechazado por el hombre medieval porque no encajaba en su entorno cognitivo, era una pieza de rompecabezas que no encontraba su encastre con las otras piezas.

La realidad nacional argentina fue construida, día a día, por el oligopolio mediático con la misma "autoridad" que lo realizaba el Poder Medieval. Todos los días el lector de diario, el televidente y el radioyente recibían supuestos que conformaban su entorno cognitivo. Incluso la idea de que los supuestos tenían distintas fuentes era engañosa, ya que todo era dictado por una sola voz. A su vez estos receptores retransmitían esta "realidad" a sus pares, como lo hacía el hombre del Medioevo. Los argentinos, hasta el momento en que una parte del Poder (el político) decide romper con el Poder fáctico (económico y mediático), fueron formados por supuestos falsos que encajaban a la perfección con el resto de los supuestos también construidos por el emisor único (el Oligopolio mediático). Se reemplazo a Galeno y a la Biblia por la Autoridad de Clarín y La Nación, más a partir de la asociación y complicidad con el poder político de la Dictadura Argentina (1976-1983) y sus posteriores gobiernos que decidieron rendirse ante el poder de construcción de estos Medios.

La realidad argentina fue construida a diario por los falsos supuestos (noticias engañosas) que encajaban en su realidad construida: un falso puzle dibujado por el Oligopolio. Así como la realidad medieval tenía que ver con el sometimiento del hombre, implantarle temor para que no se subleven, la mentira construida por Clarín y La Nación tiene intereses aún más mezquinos. Son intereses económicos que corresponden al Orden impuesto desde el Poder fáctico (el stablishment argentino e internacional). Los supuestos económicos y políticos de Clarín y La Nación responden sólo a reforzar y mantener su poder y en otro caso como voceros de poderes más oscuros (servicio de intereses capitalistas foráneos).

La resistida Ley de Medios impulsada por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner es la primera herida narcisista al centro del Oligopolio. Sin embargo, un programa de televisión, aparentemente inofensivo y humilde, es quien empieza a deshacer el falso puzle construido durante décadas por el Oligopolio. El programa comenzó teniendo 6 personas, en el canal 7 (la emisora estatal), a las 8 de la tarde; humildemente llamado 678. En este programa, tal como hicieron Vesalio y Copérnico en la Edad Media, seis personas no mediáticas empezaron a mostrar la construcción de la información. Por un lado a mostrar como la realidad no se condecía con las noticias y, por otro, a mostrar el entramado de la mentira. 678 mostraba desde adentro el funcionamiento, los engranajes que mueven a la construcción de "la realidad". Clarín y La Nación comenzaron a ver que su gallina de los huevos de oro era desarmada y expuesta al gran público. Muchas operaciones mediáticas fueron descubiertas y de a poco el televidente (luego el lector de Tiempo Argentino, un 678 en papel) empezaron a acomodar las pieza del nuevo rompecabezas. Gracias a un programita de televisión el argentino tiene la posibilidad de conocer los complejos mecanismos que forman "una realidad nacional". Quizá no todos los nuevos supuestos que reemplazan a los falsos sean totalmente verdaderos, pero al igual que con la teoría heliocéntrica una nueva concepción de la realidad comienza a emerger. Cada uno acomodará su "entorno cognitivo" (su realidad) con sus demás supuestos (políticos, económicos) algunos seguirán creyendo por intereses personales en los falsos supuestos, como lo ha hecho y lo sigue haciendo gran parte de la Iglesia, pero ya nada podrá estar en el Orden establecido por el Poder fáctico.

El programita 678 tuvo en nuestra realidad cotidiana la fuerza que tuvo Vesalio contra Galeno y Copérnico contra la Biblia, modificó desde su supuesta humildad la forma de ver y aprehender la realidad nacional. Clarín y La Nación seguirán sosteniendo sus falsos supuestos dentro de su falso entorno cognitivo, pero el receptor sabrá que sólo lo mueven intereses egoístas y puramente económicos. El argentino de a poco, quizá tarde 6, 7 u 8 años, empieza a despojarse de la mentira a salir de la Edad Media de los medios, para entrar en el Renacimiento de un Modelo Nacional y Popular.

Trabajo en contrucción

Octavio Getino habla sobre la Ley de medios

SOY LA MIERDA OFICIALISTA

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