Nadie duda de que la realidad es un constructo. La realidad está mediada por la palabra. Los historiadores cada vez se indignan menos ante la fuerza de esta verdad. En cierta medida los estudios de Sperber y Wilson en su esclarecedora obra La Relevancia indican como la formación de la realidad de un individuo ("el entorno cognitivo") está compuesta por "supuestos" que se van acomodando como un gran rompecabezas y cuando uno de esas piezas no encajan es rechazada. Los supuestos con los que se conforman la realidad no siempre corresponden a una realidad exterior. Por ejemplo: el hombre medieval tenía varios supuestos falsos en su formación: la tierra era plana y era el centro del universo, el paraíso estaba en un lugar de la tierra acechados por grandes monstruos, la anatomía del mono era idéntica a la de los hombres. Pero llegaron aquellos que desafiaron a la autoridad de la Iglesia, de los Reyes y de Galeno y metieron mano para comprobar que esos supuestos eran errores que conformaban una realidad distinta, tergiversada. No fue fácil la tarea: mucha leña verde fue utilizada contra aquellos hombres y mujeres que desafiaban la realidad impuesta por el Poder. El hombre del Renacimiento tuvo una ardua tarea para cambiar el entorno cognitivo de las personas y demostrar que la tierra era redonda y giraba alrededor del sol y que los músculos y los huesos de un macaco no eran los mismos que el de un hombre. Cada supuesto nuevo era rechazado por el hombre medieval porque no encajaba en su entorno cognitivo, era una pieza de rompecabezas que no encontraba su encastre con las otras piezas.
La realidad nacional argentina fue construida, día a día, por el oligopolio mediático con la misma "autoridad" que lo realizaba el Poder Medieval. Todos los días el lector de diario, el televidente y el radioyente recibían supuestos que conformaban su entorno cognitivo. Incluso la idea de que los supuestos tenían distintas fuentes era engañosa, ya que todo era dictado por una sola voz. A su vez estos receptores retransmitían esta "realidad" a sus pares, como lo hacía el hombre del Medioevo. Los argentinos, hasta el momento en que una parte del Poder (el político) decide romper con el Poder fáctico (económico y mediático), fueron formados por supuestos falsos que encajaban a la perfección con el resto de los supuestos también construidos por el emisor único (el Oligopolio mediático). Se reemplazo a Galeno y a la Biblia por la Autoridad de Clarín y La Nación, más a partir de la asociación y complicidad con el poder político de la Dictadura Argentina (1976-1983) y sus posteriores gobiernos que decidieron rendirse ante el poder de construcción de estos Medios.
La realidad argentina fue construida a diario por los falsos supuestos (noticias engañosas) que encajaban en su realidad construida: un falso puzle dibujado por el Oligopolio. Así como la realidad medieval tenía que ver con el sometimiento del hombre, implantarle temor para que no se subleven, la mentira construida por Clarín y La Nación tiene intereses aún más mezquinos. Son intereses económicos que corresponden al Orden impuesto desde el Poder fáctico (el stablishment argentino e internacional). Los supuestos económicos y políticos de Clarín y La Nación responden sólo a reforzar y mantener su poder y en otro caso como voceros de poderes más oscuros (servicio de intereses capitalistas foráneos).
La resistida Ley de Medios impulsada por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner es la primera herida narcisista al centro del Oligopolio. Sin embargo, un programa de televisión, aparentemente inofensivo y humilde, es quien empieza a deshacer el falso puzle construido durante décadas por el Oligopolio. El programa comenzó teniendo 6 personas, en el canal 7 (la emisora estatal), a las 8 de la tarde; humildemente llamado 678. En este programa, tal como hicieron Vesalio y Copérnico en la Edad Media, seis personas no mediáticas empezaron a mostrar la construcción de la información. Por un lado a mostrar como la realidad no se condecía con las noticias y, por otro, a mostrar el entramado de la mentira. 678 mostraba desde adentro el funcionamiento, los engranajes que mueven a la construcción de "la realidad". Clarín y La Nación comenzaron a ver que su gallina de los huevos de oro era desarmada y expuesta al gran público. Muchas operaciones mediáticas fueron descubiertas y de a poco el televidente (luego el lector de Tiempo Argentino, un 678 en papel) empezaron a acomodar las pieza del nuevo rompecabezas. Gracias a un programita de televisión el argentino tiene la posibilidad de conocer los complejos mecanismos que forman "una realidad nacional". Quizá no todos los nuevos supuestos que reemplazan a los falsos sean totalmente verdaderos, pero al igual que con la teoría heliocéntrica una nueva concepción de la realidad comienza a emerger. Cada uno acomodará su "entorno cognitivo" (su realidad) con sus demás supuestos (políticos, económicos) algunos seguirán creyendo por intereses personales en los falsos supuestos, como lo ha hecho y lo sigue haciendo gran parte de la Iglesia, pero ya nada podrá estar en el Orden establecido por el Poder fáctico.
El programita 678 tuvo en nuestra realidad cotidiana la fuerza que tuvo Vesalio contra Galeno y Copérnico contra la Biblia, modificó desde su supuesta humildad la forma de ver y aprehender la realidad nacional. Clarín y La Nación seguirán sosteniendo sus falsos supuestos dentro de su falso entorno cognitivo, pero el receptor sabrá que sólo lo mueven intereses egoístas y puramente económicos. El argentino de a poco, quizá tarde 6, 7 u 8 años, empieza a despojarse de la mentira a salir de la Edad Media de los medios, para entrar en el Renacimiento de un Modelo Nacional y Popular.
Trabajo en contrucción
No hay comentarios.:
Publicar un comentario