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lunes, 29 de marzo de 2010

"Para nosotros Senn era un infiltrado"



Emiliano Álvarez es un santafesino que militaba en la Juventud Peronista de esa provincia, en el "circuito de Rafaela", desde antes del golpe militar del 24 del marzo de 1976. En 1977 sufrió el secuestro, del que también fueron víctimas su hermano y su cuñada. Esta semana declarará como testigo ante una fiscal federal santafesina para aportar datos en el marco de la investigación que se abrió para determinar si el legislador cordobés Horaldo Senn actuó como "infiltrado" en la organización.

Álvarez ya testimonió en la Justicia y dejó mal parado a Senn, de quien recuerda que, antes del golpe militar, se presentó en la "Jotapé" regional como un "oficial de Montoneros" que se hacía llamar "compañero Haroldo". Los relatos de Álvarez se suman a los que brindaron ya en la Justicia otros ex militantes de aquella época trágica, como Carlos Chiarulli y Realdo Gastaldi.

"Nosotros militábamos en la Juventud Peronista en el circuito Rafaela, que abarcaba los pueblos que están sobre la ruta 34, como Suardi, Villa Trinidad, Sunchales, Ceres, San Guillermo. El circuito estaba conducido, entre el ˜73 y el ˜74, por un compañero llamado Raviolo, que terminó detenido", relata Álvarez durante una entrevista que concedió a La Voz del Interior, antes de su comparecencia ante la fiscal Cintia Gómez.

- ¿Cómo conoció a Senn?

- Yo militaba en la JP y a principios de 1975 la organización Montoneros pasó a tener un rol cada vez más militarizado. Ahí es cuando aparece Senn. Vino como oficial montonero y entró como un especie de interventor dentro del grupo. Todavía recuerdo su voz marcial, casi militar. Era una persona fría. Se hizo cargo del grupo y nos planteó que pasábamos a depender de él. Nosotros lo conocíamos como "compañero Haroldo". Ahí Raviolo quedó desafectado de la conducción de la JP. Muchos años después yo me entero de que éste tal Haroldo era Senn.

La hora de los secuestros

Álvarez recuerda que al poco tiempo de la irrupción de Senn en la organización, cayó detenido Gaviolo y que el hoy legislador schiarettista era el único que conocía los sitios de "seguridad" donde se alojaban militantes que también fueron secuestrados. "En 1976 agarraron a mi hermano y mi cuñada, que después fueron liberados en Devoto y en Coronda", relata.

- ¿Cuándo sospecharon de que Senn podría ser un infiltrado?

- Nosotros nos sorprendimos por la forma marcial que nos impuso y nos produjo mucho desagrado, porque vino a romper el vínculo de amistad. Entre 1976 y 1977 se dio una gran persecución en la zona y ahí es cuando secuestran a mi hermano y a mi cuñada. Uno de los compañeros más conocidos de los que están desaparecidos era un estudiante de veterinaria de Esperanza. Lo secuestraron junto con su esposa. Ella es Miriam Edith Nencioni y él Daniel Trípodi, que era oficial montonero.

- Pero ¿qué tuvo que ver Senn con esos secuestros?

- Hay mucha gente que conoce sobre las actividades de Senn. Muchos compañeros sostienen que la caída del "petiso" Trípodi y de Miriam fue porque los entregó Senn. El único que conocía la "casa de seguridad" de ellos era Senn. Nadie sabía tampoco dónde vivían mi hermano y mi cuñada, salvo Senn.

- ¿Tuvo trato directo con Senn?

- Tuve un trato muy corto. Recuerdo que, al poco tiempo que se presentó como "el compañero Haroldo", cayó Gaviolo.

- Según testimonios dados a la Justicia, ustedes comentaban que "había que cuidarse" de Senn, que desconfiaban de él. ¿Eso es cierto?

- Sí. Inmediatamente después de que empiezan a caer los compañeros, se corría la versión de que no había que andar cerca de "Haroldo". Para nosotros era un infiltrado. Este hombre nunca fue detenido y era un oficial de alta graduación de Montoneros. Nosotros tenemos relación, nos comunicamos y a partir de que se reactualizan los juicios por delitos de lesa humanidad, comenzamos a tener más información. Y es Carlos Chiarulli en el juicio a (el ex juez Victor) Brusa el primero quien menciona a Senn. Y nosotros decidimos aportar todos los elementos que tenemos.

- Chiarulli declaró que vio a Senn en una comisaría donde había detenidos políticos.

- Hay compañeros que por suerte están vivos y vieron entrar a Senn asiduamente a la Jefatura de Policía de Rafaela. Entraba y salía permanentemente.

- ¿Cuándo volvió a verlo después de aquellos años?

- Lo vi acá en la Legislatura. No podía asociar que era el mismo, pero los compañeros me decían: "Mirá, ese que está ahí es Haroldo". Me acerqué para mirarle los ojos y era él. Nosotros no tenemos dudas de que es una persona que jugó un rol que no era el mismo que el de los compañeros que sufrieron la tortura y tuvieron que colaborar. No es lo mismo. Algunos piensan que quizá Senn habló por la tortura; pero no, no fue por eso. No es el caso. Senn nunca estuvo detenido.

lunes, 22 de marzo de 2010

*Resquebrajamientos*



Crepúsculo - Fernando fader


Por Enrique Lacolla


El puro obstruccionismo que practica la oposición y la torpe manera de llevarlo a la práctica está desinflando la euforia que la poseyera después del 28 de Junio./

La ofensiva destituyente llevada adelante por los monopolios mediáticos y por la oposición empieza a ostentar algunos resquebrajamientos. La euforia provocada en el conglomerado opositor por el resultado de los comicios del 28 de Junio del año pasado ha comenzado a disiparse a medida que se constatan no sólo las diferencias entre sus componentes sino la deplorable calidad personal de la mayor parte de ellos y su absoluta incapacidad para valerse del quehacer político para llevar adelante un proyecto que pueda entenderse fundado en programas convincentes. O confesables.

El más dotado de sus personeros, la diputada Elisa Carrió, hace gala del mismo defecto que ella esgrime para imputarlo a troche y moche: el autoritarismo, complicado en su caso con una ya patológica proclividad a la fabulación apocalíptica. En cuanto a los Gerardo Morales, Carlos

Reutemann, Felipe Solá, Luis Juez y otros -incluidos el nefasto huésped de Anillaco y el increíble vicepresidente Cleto Cobos- para lo único que sirven es para contradecir con sus actos el verso democrático que declaman. El papelón cumplido con motivo del rechazo del pliego de la designada presidenta del Banco Central puso de manifiesto esa incompetencia. Esa recusación arbitraria, que se negó a oír el alegato de Marcó del Pont para acto seguido reprocharle el no haber provisto los argumentos que debía haber expuesto para defender “lo que había hecho”, desnudó la exigüidad de los recursos intelectuales de los opositores, el menosprecio en que parecen tener a la opinión pública, a la que suponen tan estúpida como para no caer en la cuenta del despropósito que se estaba cometiendo y, lo último pero no lo menos importante, el temor a que en el curso del frustrado debate se pusiesen sobre la mesa las cuestiones de fondo que hacen al proyecto de país alternativo que esa misma oposición debería sustentar para justificar su hostilidad al gobierno. Pues se podrá discutir si cabe o no profundizar el programa de cambio que está instrumentando el Ejecutivo, pero resulta indefendible pretender retornar a fojas cero y remitir a la nación al modelo de los ’90, que la vació y engendró una catástrofe social de proporciones inéditas para Argentina.

Este es el quid del problema, en realidad. Los monopolios mediáticos, que viven en simbiosis con el sistema económico exaltado por el discurso neoliberal y que en consecuencia suministran una indicación genuina de su humor, empiezan a dar señales de impaciencia ante la inoperancia opositora. Los columnistas de *La Nación* y de *Clarín* han comenzado a despotricar contra la torpeza de los políticos. No ya solo de los gubernamentales, sino de los políticos en general. *La Nación* se pregunta si el Congreso, a esta altura de las cosas, “es real o virtual”. Lucrecia Bullrich contrasta su parálisis con los problemas que aquejan a los argentinos, haciendo por supuesto una evaluación marcadamente exagerada de las tribulaciones de estos y obviando mencionar la catastrófica involución de las condiciones de vida de la mayoría de la población durante el auge de la era neoliberal.

Pocas veces como hoy se puede palpar en el país la degradación de la política. El fenómeno es universal, desde luego, pero en nuestro caso reviste características grotescas. La demolición de las utopías a nivel global aquí se contamina con un escepticismo bastante ahincado en la psiquis colectiva y que ahora ha degenerado en cinismo, debido a las horribles experiencias de las últimas décadas y a la impunidad en que sus autores han quedado. Porque una cosa son los juicios a los militares que fueron la mano de obra de la represión, y otra muy distinta es la ausencia de castigo a los conglomerados financieros y a los monopolios transnacionales que se favorecieron de ella y que a partir de ese momento tuvieron el campo expedito para implantar las políticas de tierra arrasada que llevaron al desguace del Estado y a la expulsión de masas de gentes hacia la periferia del sistema, donde sobreviven penosamente. No hay que confundir a la clase dominante con los pinches de cocina… Y bien, hoy esa clase dominante bufa de impaciencia ante la incompetencia de los grupos de la oposición, a los que habían decidido encomendar la guerra de zapa y el ejercicio de las presiones políticas que fuesen necesarias para contrariar el viraje oficial -cumplido en lo esencial durante la gestión de Cristina- hacia una mejora del modelo redistributivo que, tímidamente, se venía ensayando. El problema que se le plantea al sistema, sin embargo, es que, junto a la creciente falta de credibilidad de la política y en gran medida como consecuencia de ella, la posibilidad de estimular a la opinión pública contra el gobierno volcándola a un activismo que no sea meramente epidérmico o caprichoso, se tornan nulas. Así las cosas, las manipulaciones mediáticas se hacen esenciales. Generar duda, apartar la atención de los problemas centrales, hacer bambolla alrededor de casos de corrupción que, por negativos que puedan ser no se equiparan a la fiesta negra montada por el menemismo y el delarruísmo, es una forma de mantener en un suspenso de película a la opinión, suspenso que debería redundar en un desconcierto generador de decisiones inconsultas en el cuarto oscuro, cuando llegue la hora.

Por suerte el recurso a las armas, el expediente favorito de la oligarquía para enmendar cualquier curso que entendieran como contrario a sus intereses, ha caducado o al menos se ha hecho intolerable a la epidermis social como resultado de las últimas experiencias. Por otra parte, a esta altura del partido es más que dudoso que haya un sector en las Fuerzas Armadas dispuesto a reincidir en la manía golpista: esta ha costado demasiado no sólo al país sino a las mismas instituciones castrenses, que hoy soportan un nivel de impopularidad y una restricción de sus capacidades operativas casi rayanas en el /ground zero/.

A este propósito debemos recordar que el miércoles de la semana próxima se conmemora otro aniversario del golpe más feroz que recuerda nuestra historia. Con ser una fecha cargada de memorias terribles no creemos que deba apreciársela en su significación solitaria. De hecho no puede escindírsela del verdadero golpe de furca que invirtió el rumbo –bamboleante, pero en definitiva genéricamente progresivo- de la trayectoria social argentina. Ese golpe fue el propinado por la denominada “Revolución Libertadora”, que rompió en 1955 el programa industrialista del primer peronismo, dirigido a superar el modelo de nación factoría que fue resultado de la organización nacional. Dicho modelo tuvo un considerable éxito hasta las primeras décadas del siglo pasado, pero hizo crisis con la deflación del imperialismo británico y su capacidad para mantenernos en el estatus de colonia privilegiada.

Ese modelo dependiente, inviable en el presente si se pretende administrar a un país del tamaño y la población de la Argentina, sigue hipnotizando empero a un sector de las clases medias y a él se aferra el /establishment/. Se trata de un fenómeno curioso, expresivo de una falta de tonicidad social y de una estrechez de miras que colindaría con la manía suicida, si no fuera porque también es la manifestación de un egoísmo y una mezquindad propios de una casta dominante que en buena medida fincó su fortuna en la explotación parasitaria de la renta agrícola y de la especulación financiera.

Este es el dilema básico al que, hoy como ayer, se enfrenta Argentina. El actual gobierno, con todas sus limitaciones, está intentando plantearlo a través de expedientes como la nacionalización de las AFJP, la recuperación de Aerolíneas o el intento de regular hasta cierto punto el comercio de granos a través de la frustrada ley 125.

Lo cual enerva al sistema, que cree ver en esas operaciones la avanzadilla de algunas reformas más radicales y que serían capaces de ir al fondo de los problemas, como la modificación de la ley de entidades financieras y una reforma impositiva de carácter progresivo.

De cómo se solventarán estos problemas y de qué manera el gobierno podrá o no profundizar ese camino en el espacio que media de aquí al próximo límite electoral, dependerá mucho del destino argentino en la próxima década.

(www.enriquelacolla.com)

viernes, 19 de marzo de 2010

La Verdad de la Milanesa: la Merluza y el Calamar

de Luca Stecco

Hace dos horas me pasó algo muy representativo: Estaba mirando en Telenoche (Grupo Clarín) un informe en el que la producción del noticiero salía a buscar en pescaderías de la Ciudad los precios de la merluza y el calamar, al comprobar que la merluza ronda los 26$ desprestigiaban al Gobierno Nacional porque supuestamente estaba promocionando el consumo del pescado a 12$. Al rato cambio de canal, pongo el noticiero de Canal Siete. Estaban presentando un informe en el que salían a comprobar que en el conurbano la venta de calamar está a 6$ y la merluza a 12$
¿Cuál de las dos caras es la real?...
Resulta que el Gobierno busca hacerle frente a los aumentos del pescado con precios populares en carros que van a ir recorriendo los barrios de la Pcia de Bs As y de la Ciudad. Cuando Telenoche muestra que los precios siguen igual de caros en las pescaderías gracias a la "mala política del Gobierno" ESTÁ MINTIENDO Y DESINFORMANDO... la Presidenta no habló de bajar los precios en las pescaderías, promueve precios bajos en dichos carros. Es decir que usted, señor consumidor, tiene que ir a uno de esos carros para conseguir precios razonables, porque parece ser que existen EMPRESARIOS MISERABLES QUE PRACTICAN LA ESPECULACIÓN Y AUMENTAN LOS PRECIOS CON TAL DE GANAR MÁS. Ellos son los principales culpables de la inflación, no el Gobierno, no Moreno. El poder real lo practican ellos, los grandes empresarios.
Asi que así estamos en materia de precios: con empresarios muy poderosos que no les importa perjudicar a toda una población con tal de ganar más... si total tienen a los grandes medios de su lado, conspirando con ánimos destituyentes.

jueves, 18 de marzo de 2010

Gracias a la Soja . . .















Gracias a la soja

que me ha dado tanto,

me dio buenos rindes

que no los declaro.

Y el que compra en negro

viene en coche al campo

con su valijita

nos paga al contado,

también se hace cargo

del flete a Rosario.

Gracias a la soja

Cargill y Monsanto

nos dan la semilla

más el glifosato.

Con siembra directa

que suple al arado,

son los “materiales”

para un buen trabajo;

se exprime la tierra

¡Pero más ganamos!

Gracias a la soja

zafamos del Banco,

de los usureros

y de los embargos.

Cuando en los ‘90

siempre laburando

nos fundimos todos,

no hicimos un paro . . .

y hoy que echamos buena

¡qué quilombo armamos!

Gracias a la soja

yo, siendo un escracho,

me he vuelto buen mozo

y amante he encontrado.

Con ella al Caribe

los dos nos rajamos

y hasta sexo tántrico

allá me ha enseñado,

mientras la sojita

trepaba en Chicago.

Gracias a la soja

que me ha dado tanto,

pero este gobierno

ya nos tiene hartos.

Para repartirlo

pretende el Estado

de la grossa torta

llevarse un pedazo,

lo que es nuestro es nuestro

¡Minga se lo damos!

Gracias a la soja

menos laburamos

a lo sumo mucho

dos meses al año,

no como los viejos;

sol a sol y a diario,

mientras que nosotros

en el Bar vagueando,

viendo a los que pasan

camino al trabajo.

Gracias a la soja

y al poroto santo

los pooles de siembra

son los nuevos amos.

Cuando miro el precio

que tiene el Mercado

y tantos “Silos bolsa”

quedo estupefacto,

pero por las dudas

las rutas cortamos.

Gracias a la soja

la vida ha cambiado,

coche y chatas “cero”

estreno cada año

y hasta casa nueva

nos hemos comprado,

nos sobra la plata

y estamos pensando,

nombrarlo patrono

a ese “yuyo” santo.

Gracias a la soooja . . .

¡Gracias Santa Soooja!

Delsio Evar Gamboa

2mil0

Laborde. Cba. Arg.

jueves, 11 de marzo de 2010

EL PATRIOTA DE CORDOBA: LA PRESIDENTA SEXY

EL PATRIOTA DE CORDOBA: LA PRESIDENTA SEXY

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LA PRESIDENTA SEXY







Por Juan Carlos Volnovich (Psicoanalista)

En el momento de jurar como Presidenta de los argentinos, Cristina anticipó que,seguramente, a ella le iba a resultar más trabajosa su función por el hecho de ser mujer. No pudo avizorar, entonces, hasta qué punto la presidencia iba a convertirse en una misión imposible. No sólo por su condición de mujer, No por victimizarse detrás de una identidad devaluada, sino por ser mujer a su manera. Mujer sin atenuantes que ejerce sin atenuantes el Poder. Hay en eso algo más que una cuestión de estilo.

“Mujer sexy en el máximo poder de la Nación” es un problema de estructura. Y tal pareciera ser que esa característica despierta un plus de odio. Se vuelve insoportable. De modo tal que esa ira visceral no se explica sólo como reacción a una política equivocada o respuesta indignada por la desilusión o la defraudación, no se agota en las razones. Lo insoportable se funda en la evidencia de una mujer sexuada que ejerce el Poder sin disimulo: que no apela a los estereotipos maternales que pudieran dulcificar su gestión. En ella, ese amor hacia los hijos no se vuelve virtud pública. Cristina renuncia a una abnegación que bien pudiera aligerarla y, así, tomar distancia de un modelo Bachelet o de un modelo Ángela Merkel, tan protectoras, ellas; tan maternales, tan trajecito sastre, tan antídoto contra la lujuria. Lejos de instalarse en el camino de una reina madre, de una reina virgen, elude ese otro prejuicio patriarcal que supone a las mujeres tontas pero sabias para la intriga y, sobre todo, expertas en el usufructo vicario del poder masculino. No es una Isabelita, ni tampoco una Evita, gorrión del General, que vive sólo para él y por él y que, llegado el caso, renuncia a los honores pero no a su puesto de lucha. Cristina no es una Hillary Clinton frustrada en el momento de dar el gran salto. Tampoco una Margaret Thatcher o una Golda Meier virilizadas por la función y administrando el poder de la misma manera que pudiera hacerlo un hombre. Cristina es una mujer sexualmente atractiva, que tiene hijos y tiene marido. (No un príncipe consorte ni un padrino protector). Y, además, ejerce el Poder Supremo de la Nación y no elude, no seduce, no apela a las “malas artes” femeninas, no se refugia detrás de los varones poderosos y, para colmo, levanta el dedo como Lenin.

Ella ejerce el Poder y nos hace saber en cada momento quién es la que manda mientras genera como respuesta ese interrogante airado de “¿Pero quién se cree que es?” Y no se trata de una creencia ni de un problema ontológico. Ella no es pero sabe muy bien que está en el ejercicio de la Presidencia de la Nación y… nos lo recuerda. De modo tal que no son los enemigos los que cuentan. Después de todo ¿qué político no tiene enemigos, adversarios, contrincantes? Pero esa ira irracional que le hace perder la compostura a la gente “bien”, ese exceso de indignación, ese “no me la banco”, “no lo soporto”, “la detesto”, viene de otra parte. Ese plus de odio habita en aquellos que se sienten agraviados, testigos involuntarios de valores mancillados. Son las consecuencias, inevitables, de una estructura patriarcal resentida en sus cimientos cuando una mujer sexy, no madre, no puta, no macho, nada tonta, se ubica en la punta de una pirámide jerárquica.

Octavio Getino habla sobre la Ley de medios

SOY LA MIERDA OFICIALISTA

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