“En las empresas de atención telefónica, cuando las bases se empiezan a organizar, la empresa llama a Comercio y echan al trabajador que se quiere agremiar”, dice Celeste Lazo del SUTAT (call centers)
Por Equipo de Economía
Se trata de las organizaciones de empleados de call centers, jerárquicos de comercio, informáticos y de peajes, las que mientras tramitan su personería ante el Ministerio de Trabajo buscan defender los derechos de sus afiliados.
En un escenario de país con varios años consecutivos de crecimiento económico y en pleno proceso de recuperación de los derechos de los trabajadores luego del retorno de las discusiones paritarias en 2003, cuatro gremios de reciente formación de los rubros call center, jerárquicos de comercio, informáticos y peajes –nucleados en la Juventud Sindical– salieron a denunciar públicamente escollos al ejercicio de la libertad sindical colocados por las empresas, las que, según refieren los representantes de los trabajadores, persiguen a los activistas, prohíben el derecho de agremiación, atacan las asambleas, deciden en forma unilateral los salarios y hasta despiden a trabajadores sindicalizados.
“Queremos poner sobre la mesa la dificultad que hay en el ejercicio de la libertad sindical. Si bien no cuestionamos el modelo sindical, vemos algunas imposibilidades a la hora de llevar a la práctica esa libertad por los obstáculos que ponen las empresas, en algunas ocasiones en complicidad con algunos gremios”, explicó a Tiempo Argentino Facundo Moyano, secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de Peajes y Afines (Sutpa), que planteó las presiones empresarias junto al Sindicato Único de Trabajadores de Atención Telefónica (Sutat), la Unión Informática (UI) y el Sindicato de Personal Jerárquico de Comercio, todos en conflicto con el gremio mayoritario en esas actividades, el Sindicato de Comercio que maneja Armando Cavalieri. Reunidos en una mesa en la sede del gremio de los peajistas, los representantes sindicales relataron sus experiencias.
“Vemos obstáculos que ponen las empresas en complicidad con los gremios cuando hay superposición en el ámbito de representación del personal, como es el caso de peajes. En AUSA está el Sindicato de Empleados de Comercio, al igual que en los call center. Ponen obstáculos para que los trabajadores se organicen y elijan qué sindicato los representa”, detalló Moyano, diputado electo por el Frente para la Victoria, basándose en el artículo 4 de la Ley 23.551, de Asociaciones Sindicales, que especifica que los trabajadores se pueden afiliar a los gremios ya constituidos o construir una nueva organización sindical.
Pero la lista de sinsabores de la práctica sindical para los gremios jóvenes es extensa, y vale una anécdota de color que grafica la problemática, según refirieron los entrevistados. El último Día del Niño, y como sucede todos los años, AUSA, la empresa que opera las autopistas y es gerenciada por el gobierno de la Ciudad, entregó juguetes y regalos al Sindicato de Comercio, que nunca fueron repartidos entre los afiliados, miles de trabajadores que decidieron ser representados por el Sutpa, ni tampoco entre aquellos empleados que ese día tuvieron que cumplir su tarea diaria. Y hay cuestiones más graves.
“Nos cuesta luchar porque la empresa tiene el poder de la plata, y nosotros ese poder no lo podemos ostentar. Por eso, cuando sacamos un delegado y nos empezamos a organizar, lo primero que hacen es echarnos”, relató Jorge Héctor Miguelez, trabajador de Carrefour y secretario general del Sindicato de Jerárquicos de Comercio, un gremio alternativo fundado en 2006. “En Coto hay compañeros delegados que hasta fueron amenazados de muerte por ejercer su derecho a practicar el sindicalismo; los aíslan, los separan del resto de los trabajadores”, agregó Gastón Gallo, de los Jerárquicos.
Lo mismo sucede en el rubro de call centers: “En las empresas de atención telefónica es igual, cuando las bases se empiezan a organizar, la empresa llama a Comercio y echan al trabajador que se quiere agremiar”, subrayó a este diario Celeste Lazo, del Sutat, y agregó que, además, “la tarea específica de los call center no está dentro del convenio, no figura la tarea”. En este sentido, hace un tiempo, el propio Sutat le propuso a comercio hacer un convenio para especificar la actividad, pero no hubo acuerdo.
El hilo conductor del reclamo de los cuatro gremios nucleados en la Juventud Sindical, con amplio apoyo de la CGT, es una pelea por tener representación en los rubros más dinámicos de la economía nacional, tales como los grandes supermercados, las telefónicas y las firmas de tecnología.
A la hora de buscar salidas, Facundo Moyano resaltó la necesidad de una mayor presencia del Ministerio de Trabajo para resolver la problemática al decir que “es el organismo de aplicación, y debería ser el garante de la existencia de esa igualdad de condiciones de representación sindical, y brindarles la posibilidad a los trabajadores de consolidar una herramienta sindical, ellos deben mediar en estas relaciones”.
Los salarios y cuestiones tales como la aplicación correcta de las categorías y las especializaciones son otros de los problemas centrales que preocupan a estos sindicalistas. Pablo Dorín, secretario gremial de Unión Informática (UI), un gremio que nació en marzo de este año y que trascendió públicamente por su lucha contra la precarización y los salarios bajos en la multinacional tecnológica IBM, explicó que “no hay escala salarial dentro de estas empresas, y en nuestro caso, no se cumple con igual salario para igual tarea. Es muy informal, todos cobramos diferente.” En IBM, que este año se consolidó como la multinacional tecnológica de mayor facturación mundial, el 80% de los casi 9000 técnicos, especialistas y trabajadores no especializados que emplea en todo el país cobran un sueldo promedio de $ 3500. La falta de adecuación salarial y de aplicación correcta de categorías y escalas contrasta con datos como el adelantado a este diario por fuentes internas de la compañía, que indicaron que IBM Argentina espera alcanzar una facturación de U$S 600 millones hacia el año 2015.
Un esquema de precarización similar se aplica a los call center. “En el caso de la atención telefónica, al no estar regulada la tarea se dan injusticias, como que el trabajador de Chaco gana $ 1500 menos que el que atiende para la misma empresa desde Mar del Plata. El de Chaco cobra un salario de $ 1800 mensuales”, detalló Lazo, denunciando un sistema de uso de mano de obra barata muy extendido entre las multinacionales que operan en la Argentina.
La negativa patronal a permitir la libre afiliación, junto con su imposición de un cuadro de precariedad laboral y de no respeto de los acuerdos salariales, suele estar acompañada de actitudes que rozan la discriminación. “Hace unos días, AUSA lanzó un proceso de ingreso de 100 trabajadores, pero exigió, como requisito indispensable, que los ingresantes debían ser familiares de peajistas que no estuvieran agrupados en el Sutpa”, relató Mónica Barros y agregó que la empresa “compra el voto apenas entra el trabajador. Les dicen: ‘Te hago entrar acá con la condición de que no te afilies al Sutpa’, con lo que ya entran afiliados a Comercio. Con los fondos del gobierno de la Ciudad, AUSA inventa puestos de trabajo sólo para familiares de trabajadores de Comercio”.
Las empresas aprovechan la precariedad legal en la que se encuentran los cuatro sindicatos para coartar las tareas gremiales que realizan. Por caso, no los autorizan a realizar asambleas en el lugar de trabajo, y en los intentos realizados, fueron desplazados por la fuerza policial.
Sin embargo, la expectativa de mejoras es grande entre los gremios, que se preguntaron al finalizar la entrevista que “si no son ahora los cambios, ¿cuándo?”
de Tiempo Argentino
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