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viernes, 1 de enero de 2010

FÉLIX SERAVALLE COMANDANTE PUMA DE LOS UTURUNCOS ¡PRESENTE!



Félix Seravalle: Año 59. Nosotros, los que nos identificábamos dentro de un peronismo nacionalista, habíamos quedado, después del golpe del 55, bastante desmembrados por todas las detenciones que hubo.

Y nadie reaccionaba.

Los militares le mentían a la gente... que el retorno de Perón..., pero nadie hacía nada.

Empezó el auge del terrorismo.

Se empezaron a hacer cosas en forma indiscriminada.

Entonces nosotros dijimos, no, si queremos producir el retorno del general tenemos que organizarnos: Un ejército del pueblo.

Un ejército popular.

En ese año estaba vigente el triunfo de Fidel Castro en La Habana con la derrota de Fulgencio Batista.

Y se nos prendió la lamparita.

Entonces dijimos: nosotros vamos a organizarnos a través del Comando 17 de Octubre.

En Santiago, en Tucumán -que era la sede- nos extendimos a Catamarca, a Salta y a Jujuy.

A mí se me asignó la tarea de servir de enlace.

Hacía esos viajes desde Jujuy hasta La Rioja, donde solía estar el cuñado de Albrieu, el Gordo Carrizo.

Una prueba contundente para nuestra organización fue cuando llegó la orden del voto en blanco.

En el 58, el acuerdo que hubo entre Frigerio, Frondizi y Perón.

Luego de eso fue cuando asume Eduardo Miguel, aquí en Santiago.

JC.: Cuántas personas logran organizar ustedes aquí...

Seravalle: bueno, en Santiago... teníamos células en todos los barrios.

Pero el grupo original éramos seis santiagueños, y en Tucumán había... dieciséis. Porque nadie sale a la lucha así, sin armas...

Lo nuestro ha sido una aventura muy particular. Más bien romántica.

JC.: El operativo concreto cómo fue...

Seravalle: El operativo concreto fue la noche de Navidad...

JC.: Ustedes fueron ya armados...

Seravalle: No, nosotros no teníamos armas. ´

La única arma de que disponíamos era una ametralladora de madera.

La fabricamos en la casa de mi viejo.

Mi viejo era ebanista, entonces le dije -papá yo necesito hacer algo así, para simular un armamento...

En ese entonces vivía el teniente coronel Pinto Bazán, compadre de Perón, en la calle 24 de Septiembre.

Y él me facilitó el uniforme.

El campamento original que teníamos, donde los adoctrinaba a los muchachos, era en Chumillo.

En la casa de don Manuel Paz, que era una ladrillería.

Y ahí recluté a la gente.

Y a través del Ferrocarril Mitre traía a mis soldados, de Tucumán.

Los reclutaba en Tucumán y los traía de mozo en el coche comedor.

Tenía un vínculo muy estrecho con uno de los encargados del ferrocarril, entonces los fui trayendo... no disponíamos de medios...

JC.: ¿Solamente con esa ametralladora de madera coparon la principal comisaría de la ciudad?

Seravalle: ¡Con esa ametralladora de madera!..., con el uniforme, vestido de teniente coronel y a todos mis muchachos los uniformamos de soldados...

La Melitona Ledesma y las mujeres de Santiago nos ayudaron a hacer los uniformes.En Santiago estaba el Negro Uriondo que era el más chico... estaba Chaúd, el Negro... Cárdenas, Pocho... un chico Díaz Ruiz...

JC.: ¿Cómo es el nombre de Chaúd?

Seravalle: Nosotros le decíamos el Negro Chaúd... el que tenía sastrería, hacía ropa para hombres.El Toto Elías... Díaz Ruiz, un muchacho que desapareció luego de que fuera intendente en Santiago... muy buen compañero, ese está desaparecido en Tucumán... y el Negro Uriondo que después fue... (se ríe) diputado nacional... Se da cuenta... él era el más chico, tendría 16 años...

Se entusiasmaron con la idea.

El asunto del operativo de Frías fue así: A mí me llamó el gobernador Eduardo Miguel, a través del arquitecto Del Vitto, que era ministro de Obras Públicas...

Como sabía que formábamos parte de la Resistencia de Santiago del Estero, junto con el Negro Ibáñez que fue concejal por La Banda fuimos a la Casa de Gobierno y nos mostró que había llegado una cantidad de armamento nuevo... -ahí es cuando aparecieron las primeras ametralladoras PAM-...

J.C: ¿En la Casa de Gobierno?...

Seravalle: ...en la Casa de Gobierno... donde es ahora la Jefatura de Policía... ahí él nos hizo subir...

J.C.: Para quién eran esas armas... ¿para la policía?

Seravalle: Eran para la policía.

Se hablaba de un supuesto golpe a Frondizi, y entonces, como nosotros teníamos un Comando, que nos reuníamos en Tucumán... bueno, y entonces ya empezamos a ponernos los apodos de combate...

J.C.: Eduardo Miguel les sugirió en aquella oportunidad que si actuaban tendrían apoyo del gobierno...

Seravalle: Exactamente. Sí, justamente. Julito Santillán sabía ser vicegobernador... de aquí de La Banda, el ingeniero.

Entonces él nos dice bueno muchachos, quédense aquí con el arquitecto Del Vitto, que es de la misma riñonada que ustedes pa´que arreglen los detalles... era como decirle al zorro que vaya a cuidar el gallinero... se da cuenta... bueno, entonces habíamos programado nosotros un operativo para tomar la Policía, la noche del 24. Pero nunca falta el imponderable...

El doctor Carral Tolosa que vivía en esa época en la calle Sáenz Peña, nos había preparado una damajuana de vino porque decía -qué santiagueño no toma vino la noche de Navidad"... con un narcótico... pero saltó uno y dijo: "¿pero si hay alguno que no toma vino?... bueno, esa fue una duda... Sabíamos cuántos eran los policías que estarían en la Casa de Gobierno esa noche y cuántos seríamos nosotros... nosotros éramos veintidós...

J.C.: ...el vino era para invitarles a los policías, por cierto...

Seravalle: ...ah!... en nombre del gobernador íbamos a invitarles, diciéndole que él había ordenado.

Ya teníamos apalabrado a René Espeche, que era sindicalista de Luz y Fuerza, que con sus hombres de Agua y Energía iban a cortar la luz, y ya habíamos hablado con los compañeros de la telefónica también, para dejar incomunicada esa zona.

JC.: Iba a ser un operativo grande...

Seravalle: Claro, iba a ser... pero, el bocado iba a ser demasiado grande... Entonces alguien dijo: -si sacamos esas armas... ¿a quién se las damos después?

Tienes razón, le dije, porque a la gente, para que se te sume, tienes que demostrarle capacidad... bueno, entonces, como variante, se me ocurrió que vayamos a Frías (una comisaría más chica).

Y justo. Dio la casualidad que yo había trabajado en Obras Sanitarias un tiempo y cuando vino la revolución de Aramburu nos dejó cesante; ahí había formado una célula peronista.

De Obras Sanitarias sacamos el camión. Yo le imité la voz del viejo Alejandro Urlengue, que era el jefe del Taller, ahí en la calle Patagonia y Roca. Y le di la orden al sereno, de que se vaya a su casa a pasar la Navidad, cosa de no tener que violentar nada. Y el tipo se mandó a mudar; entonces, dejó el lugar sin guardia. Así que aproveché que había trabajado en Obras Sanitarias y saqué un camión, un Ford 7.000. Ya los compañeros me lo habían dejado cargado con nafta y con sogas, y en ese camión cargué la gente. A los muchachos... -la anécdota es un poco risueña: yo tengo un compadre gitano que vivía en el barrio San Martín... ese se encargó de llevarme a los muchachos que estaban en Tucumán, a la ruta, allá en la curva del san... cerca de la curva de Luján, por la ruta 64... y al camión le habíamos hecho una especie de distintivos, así, le habíamos puesto unas cruces rojas en un faro verde, cosa de que ellos lo pudieran distinguir cuando se iba aproximando... Así que a las tres y pico de la mañana salimos nosotros... El asunto es que llegamos a Frías, como a las cuatro y media. Y en ese momento se producía el relevo de guardia.

Estaban todos los agentes juntos.

Estaban por celebrar la Navidad los que entraban y los que salían. bueno. Me presenté diciendo que la revolución había triunfado, que me venía a hacer cargo de la Jefatura...

JC.: ¿Usted tendría unos cuarenta años, en esa época?

Seravalle: No, treinta...

JC.: ¿Y aparentaba ser un teniente coronel, con esa edad?

Seravalle: ¡Claro... bien equipado!... ¡además era delgadito, no gordo y panzón como ahora! bueno, tenía cierta experiencia militar pues en el servicio fui Subteniente de Artillería, así que las voces de mando siempre me salían bien. Por eso fue que les dije -vengo a hacerme cargo de la Jefatura, así que todo el personal se me viene a formar aquí...

Y dirigiéndome a mis hombres: -a ver sargento, a ver subteniente, ordene la requisa de todas las armas... Todos se pusieron ahí en fila... tenían la mesa lista ya para cenar... un lechón que habían confiscado...

JC.: Quién estaba disfrazado de subteniente... ¿recuerda?

Seravalle: Sí, un muchacho de Buenos Aires... Alberto Joroma, que lo hice bajar... y un muchacho que estaba vestido con uniforme de la aviación era Genaro Carabajal, de Tucumán, alias El Pila. Yo le había puesto las insignias de sargento a este muchacho, Carabajal. Y el conductor del camión era un compañero que se llamaba Velárdez.

Y bueno, todos estábamos uniformados, los agentes no ofrecieron ninguna resistencia cuando les dije -bueno, a ver formen, empiecen a darme los nombres.

El Jefe de Policía en ese entonces era el viejo Arias... jubilado del Ejército... estaba en la planta alta -en Frías la Jefatura tiene dos plantas, en una esquina (no sé si conoce Frías). bueno, el viejo había festejado abundantemente la Navidad y estaba dormido profundamente... entonces fui, abrí la pieza, vi que estaba durmiendo, y lo encerré con llave.

Y ordené que les requisen las armas a todos.

Después que les requisaron las armas, siete carabinas, seis revólveres, dos o tres machetes, los hicimos desnudar... les ordenamos que se quitaran los uniformes, y los metimos en el último calabozo...

Y les dije que al día siguiente íbamos a resolver la situación de ellos.

¡Tarea cumplida, comandante Puma!, me dijo uno, el que iba como subteniente.

Bueno, después fue todo fácil.

Cargamos el armamento que había allí, destruimos la estación de radio. También cargamos un cajón de vino, un lechón asado y tomamos el camino hacia Catamarca.

Fuimos por Las Viñas, Las Cañas, salimos por Lavalle y entramos al territorio Catamarqueño. Salimos por Río Huacra. En un destacamento policial que había en la frontera, porque nos pararon los hice hacer un poco de salto de rana a los milicos que estaban ahí, porque el camión tenía un cartel que decía Ejército Argentino, se lo habíamos puesto nosotros, encima del cartel de obras sanitarias.

Les dije que estábamos en un operativo secreto, y que cómo nos iban a detener si veían que era un camión del Ejército... así que los hice hacer salto de rana... en La Merced y Río Huacra, porque los tucumanos son más jodidos, y para mejor desconfiados. Había una cadena atravesada, así que les hice sacar la cadena, los hice saltar un rato y después seguimos viaje.

JC.: ¿Por qué le decían comandante Puma?

Seravalle: Ya nos habíamos bautizado adoptando el lenguaje Uturunco por la leyenda... y PUMA, era una sigla, significaba: Por Una Mejor Argentina... Era una sigla de combate... bueno, y de ahí nos quedó Comandante Puma y Comandante Uturunco, que fuimos los dos que encabezábamos el movimiento...

JC.: Y siguieron viaje...

Seravalle: Entramos por Concepción, Alto Verde, Alpachiri, Arcángel, toda esa parte, y agarramos el camino de La Banderita... La Banderita -en el Cerro Santa María- es el límite que divide Catamarca de Tucumán. Y en la punta, hay un destacamento policial... nosotros llegamos...

JC.: ...qué se proponían ustedes con ese itinerario hacia los cerros y el monte que habían iniciado...

Seravalle: ...bueno, ya habíamos hecho una experiencia anterior... en el Cerro del Calá... queríamos formar una guerrilla rural... y concretar una Zona Liberada.

JC.: ...yo he leído por ahí que también había la promesa de que un regimiento de Rosario, creo, se iba a sublevar...

Seravalle: Sí, se iba a sublevar... En una reunión que tuve en buenos Aires, en la casa de don Arturo Jauretche, estuvo Silenzi de Stagni, un hombre que era especialista en Petróleo... porque cuando usted empieza a incitar al pueblo, tiene que darle una proclama...

Alonso Silenzi de Stagni me instruyó en los temas relativos al petróleo... es un gran nacionalista, que vive todavía... estaba el hermano de Arturo Frondizi, Silvio, que fue el fundador de PRAXIS... estaba el doctor Jauretche y otras personalidades más... y estaba el teniente coronel Iñíguez...

Iñíguez me dice: -salgan ustedes, que salimos después nosotros, porque necesitamos que el pueblo se levante para que el Ejército nos siga...

JC.: ¿Estaba en actividad Iñíguez en ese momento?

Seravalle: ...Él formaba parte de la Resistencia Peronista.

Él decía que disponía de fuerzas y que una vez iniciada la rebelión el Ejército se iba a levantar.

Pero no se vio nada... tan es así que todavía lo estoy esperando al general Iñíguez... ¡nunca apareció!...

Cuando vino en el año 1964 -ya hacía un año que yo había salido en libertad- y hubo una reunión en el Hotel Plaza, donde anduvo Isabel Perón, con el general Iñíguez y la Delia Parodi... me volvieron a llamar... para preguntarme con qué gente contábamos para poder responder si venía el general Perón, con qué lo íbamos a proteger...

Yo le dije, -bueno, general, tengo el uno de honda y el dos de afata... y se rió la gente... y me dice -¿¡Por qué me dice eso!?

Y le digo: -¡General!... ¡en 1959 usted dijo que iba a salir con sus fuerzas militares! ¡lo estoy esperando todavía!... ¡Nosotros salimos! ¡Y estuvimos tres años y medio en la cárcel de Usuahía y me paseron por todas las cárceles del país... porque salimos!... bueno, ahora le toca salir a ustedes

JC.: ...¿por qué -lo pasearon por todo el país?...

Seravalle: Por una contestación... una mala contestación que le di a un coronel en (la prisión militar de) Magdalena... me dijo: -santiagueño, tenés pinta de no haber trabajado nunca.

Le contesté: -bueno, ¿y usted no se mirado la cara de nena que tiene?

Por eso me mandaron castigado a Usuhaía.

Yo tenía condena de cuatro años y medio. Así que fui a parar a Usuahía... tres meses. Y de ahí me trajeron a Rawson, a Trelew, Viedma, de vuelta a Magdalena, de ahí me mandaron a Caseros y a la cárcel de castigo de Resistencia. Y a Lomitas...

JC.: Volviendo al tema del copamiento de Frías, ¿hasta donde llegaron ustedes en la...

Seravalle: ...¿Nosotros?

Estuvimos recorriendo la parte sur de Tucumán durante tres meses, porque la policía nos tenía miedo y nosotros también...

JC.: ¿Ustedes lanzaron alguna proclama?...

Seravalle: Sí, claro, nosotros izamos una bandera nacional... pero la hicimos estampada con este símbolo (muestra una fotografía): la Estrella Federal.

Se da cuenta. Para que no nos vayan a confundir o querer identificar... porque las estrellas de cinco puntas son el símbolo del comunismo, y nosotros nada que ver con el comunismo...

Como nuestra gente, éramos realmente nacionalistas...

Más adelante, habíamos hecho esta consigna: Por Una Mejor Argentina... PUMA".. como una forma de unirlo al pueblo.

Porque el pueblo estuvo y estará desunido, se da cuenta.

JC.: Por qué medio hicieron la proclama, ustedes...

Seravalle: bueno, nosotros teníamos un compañero, en LV12, la radio de mayor potencia del Norte... allí estaba Karam...

Él leyó por radio nuestra proclama (en aquel tiempo la radio era muy escuchada, no había televisión). bueno, eso le costó bastante a Karam, porque sospecharon que estaba de acuerdo con el movimiento.

Por esa misma radio, también recibíamos los mensajes, a través de un programa muy popular de pedidos musicales.

Las mujeres, compañeras de Tucumán de las distintas células, tenían una red de información... así que cuando había peligro para nosotros, nos decían por ejemplo -para los chicos que están en vacaciones, en los cerros... la Polka del espiante... (se ríe a carcajadas) ...

Y cuando no había problemas...

Fumando espero... (vuelve a reír). Así eran más o menos nuestras claves.

Después, a través del tiempo, nos perdimos... y nos fuimos desperdigando.

Porque habíamos perdido parte del transmisor, se cayó parte de un transformador en una quebrada y no lo pudimos recuperar.

Y como estábamos desconectados del grueso de la gente, yo empecé a despachar a la gente.

Primero al Negro Uriondo, que no se sentía bien, después otro y otro... así que al final quedamos siete. El mexicano, un chico al que le decíamos Anguila Fernández, el Loco Perón... el Colorado Martínez, que después lo encontré de comisario en Montesieri, en la provincia de Santa Fé...

JC.: ¿Cómo era el nombre de Martínez?

Seravalle: ...el Colorado... no recuerdo... lo encontré de comisario... yo cuando salí en libertad me costó mucho volver a conseguir trabajo, porque en esa época el que estaba preso... fui el último preso del Plan CONINTES en salir en libertad, por la Ley de Amnistía que se dictó el 12 de Octubre, cuando asumió el Dr. Illia... estaba el Dr. Zavalía... y había prometido que no iba a haber revanchismos, pero a mí no me reincorporaron a mi puesto... entonces, por diez años tuve que trabajar en carpintería metálica y herrería artística, un poco recomponer la economía, porque mis hijos eran chiquitos cuando me fui, yo tenía tres chicos...

JC.: ...ah, ya tenía su familia cuando se fue...

Seravalle: Ya... y tenía tres chicos: el varón y dos mujeres.

El mayor está ahora en San Pedro de Jujuy, es licenciado en Química y trabaja en el ingenio La Esperanza; la segunda hija es la María Lidia que es farmacéutica, y en la época del proceso me le secuestró el amigo Musa Azar... y me la empezaron a perseguir en la universidad, estaba estudiando Ingeniería Forestal, tenía cuarto año... cuando la secuestraron a mucha gente la detenían y la hacían desaparecer.

Tuve que irme a la calle Alsina (la cárcel de Santiago) y decirle a Musa Azar: -si le tocas un pelo a mi hija es lo último que haces en tu vida, porque los milicos son así... cuando salen en patota son bravos, cuando están solos no sirven para nada... se da cuenta... y más cuando se encuentran con un tipo dispuesto a todo, menos que menos... así que me la soltaron.

Entonces me la persiguieron en la universidad y tuvo que ir... rindió las equivalencias y se hizo farmacéutica.

En buena hora. Y la más chica, que voy a visitar ahora, está en Comodoro Rivadavia... ¡Y tengo doce nietos!

JC.: ¿Ustedes habían hecho algunas operaciones militares mientras estuvieron en el monte?

Seravalle: Sí... una vez llegó hasta muy cerca una patrulla policial, en un Jeep... les hicimos unos cuantos tiros, usted sabe que los tiros de carabina, entre los cerros retumban como cañonazos... dejaron el Jeep allí y se fueron... nosotros entonces agarramos en sentido contrario... hicimos 60 kilómetros a pie, en una jornada... Había una policía rural, pagada por los grandes capitalistas azucareros, La Volanta, le llamaban... hicimos varias operaciones con ellos. Ellos trataban muy mal a la gente del lugar, los obreros de la zafra, se abusaban de ellos. Nosotros los poníamos en ridículo ante la gente.

Los buscábamos por los caminos, entre los cerros, y cada vez que encontrábamos algunos de ellos los desnudábamos y los paseábamos por todo el pueblo, para que vean que no eran nada...

JC.: Con los alimentos, cómo se manejaban...

Seravalle: Habíamos llevado charqui... y comíamos lo que cazábamos. Había mucha hacienda baguala en los cerros. Y pescados.

Ahí, encima del Cochuna, estaba la estación de piscicultura... las truchas...

Nosotros hacíamos los fuegos a la par de los árboles, para que el mismo tronco sirva de chimenea, y el follaje desarme las columna de humo, que no veían, se mezclaban con las nubes... entonces no nos podían detectar...

Hacíamos de noche las comidas. Y caminábamos.

JC.: Y cómo fue que lo detuvieron...

Seravalle: A mí me detuvieron... por subestimar al enemigo.

Ese día estábamos preparando el asalto a la cárcel de Concepción, para poner en libertad a algunos compañeros que estaban ahí.

El acento de la voz me delató. Venían dos capitanes del Ejército del Servicio de Informaciones -en el colectivo- y como les llamó la atención mi voz me detuvieron en Monteros.

Me preguntaron qué andaba haciendo. Entonces les dije que estaba por poner un kiosco de venta de Coca Cola, en la terminal de ómnibus de Concepción... se rieron los dos y me dijeron: -muy bien Seravalle, mire: ahí está su foto... tenían un papel impreso con mi foto.

(De un montón de recortes y fotografías escoge una): ...aquí es cuando salí en libertad... me hicieron un recibimiento los compañeros (se ve un grupo numeroso, bajo de un árbol)...

Aquí está Raúl Corbalán... Añapa... el que fue diputado... este es José Benito Argibay... Don Leocadio Carrizo, fue en la casa de él... está viejito ya... toda esta gente ha sido dirigente... este señor que está aquí ha sido secretario de Educación, en determinado momento... un muchacho de apellido... (vacila, al parecer no recuerda, luego deja de lado el tema) bueno, y estas son distintas tomas... esta es una foto mía que sacó La Gaceta, me la facilitó el señor Leoni Pinto, que trabajaba ahí.

Este es Velarde, el que manejó el camión...

Aquí están Chaúd y Cárdenas, en Crónica (muestra un recorte)... los metieron presos y los llevaron a buenos Aires, a Coordinación Federal, diciendo que estaban en la guerrilla de Taco Ralo... cuando fue el asalto al Policlínico Bancario... este es el escrito por el que salí en libertad, que me hace el doctor Pacha Aragonés (hermano de la esposa del gobernador Carlos Juárez).

JC.: ¿El gobernador Eduardo Miguel le dio algún tipo de apoyo, cuando usted cayó preso?

Seravalle: No, nunca, nadie... ni el peronismo tampoco.

JC.: Así que se arregló solo...

Seravalle: Nunca nadie me dio ningún tipo de apoyo... quedé librado a mis propios recursos... directamente.

Nunca renegué de nada porque cuando salí a luchar, salí dispuesto a perder la vida.

Y recibir alguna cosa me hubiera convertido en mercenario. Y yo creo que un hombre que se vende por un precio no puede representar a nadie.

JC.: Pero usted sería un referente de importancia para el peronismo, luego...

Seravalle: Sí... yo lo envié al que fue nuestro primer diputado hachero, a China, a un congreso internacional organizado por Mao Tse Tung... de España nos mandó la plata Perón, y cuando regresó, Chazarreta lo fue a visitar a Perón...

Incluso yo tuve una entrevista con el Ché Guevara, cuando pasó por Santiago del Estero...

JC,: ¿En qué año fue eso?

Seravalle: En el año 1965. Y le dije al Ché Guevara que no se fuera a luchar allí... como él estaba decidido, le dí el nombre de alguna gente que yo tenía en Bolivia... el Coco y el Inti Peredo...

JC.: ¿Y qué le dijo el Ché Guevara?

Seravalle: Que me estaba perdiendo una gran oportunidad -porque yo no quería ir a Bolivia-.

-Vea, le dije, yo vengo del movimiento mayoritario en la Argentina... cuando nos levantamos tendríamos que haber sido miles porque la gente gritaba La vida por Perón... y cuántos salieron a dar la vida por Perón... los locos como nosotros... los románticos, los que creíamos en algo.

Después descubrimos la verdad. Perón no quiso volver a la Argentina. Incluso le dijo a John William Cooke: -cuidámelos a los muchachos, que no se me vayan a la izquierda.

Él estaba en Panamá.

Nosotros desde la cárcel de Resistencia le hicimos llegar una autocrítica y le dijimos que nos había restado el apoyo y nunca nos reconoció...

Mi mujer no corrió la liebre con mis hijos gracias a mis suegros y a mis padres. Y algún apoyo de la gente de base.

Pero de la dirigencia, nadie. John William Cooke me dijo una vez en una carta: -el viejo no los quiere a ustedes porque dice que ustedes se están yendo a la izquierda...

JC.: ¿Perón sabía que ustedes iban a intentar el alzamiento?

Seravalle: ¡Claro!... él me regaló después una pistola Parabellum.

Yo tenía ya una pistola que fue del general, una Browning... cuando fue el remate de sus cosas, la había comprado.

Esa la perdí, era la que tenía en el monte; cuando dejé el refugio, me detuvieron, me dieron unos cuantos garrotazos, para que dijera algo, dónde estaban los otros, porque ellos eran gente de ciudad y no conocían los lugares, pero no consiguieron nada, detrás mío no cayó nadie...

JC.: ...cómo lo trataron en las cárceles...

Seravalle: bueno, primero me tuvieron en Tucumán en el Regimiento 19... Algunos... me trataron bien, porque también eran peronistas... en los Tribunales Militares que se instauraron fui el único que renunció a la defensa y me hice la defensa yo solo.

Lo planteé desde el punto de vista mío, es decir, que este asunto no era jurídico sino una defensa de los derechos del pueblo... les dije que los militares deberían ser quienes defiendan la Soberanía Nacional, que no tenía que ser el pueblo el que salga a luchar.

En esa época Frondizi había entregado toda la Patagonia a la banca Loeb, la parte de Mendoza hasta... para la explotación petrolera.

Y lo que son las cosas... el año pasado (1997) vino un coronel retirado de apellido Farreras.

Él era teniente primero en esa época.

A través del hermano sabía que yo vivía, vino y nos invitó con mi señora a almorzar en el barrio Mishky Mayu.

Y se acordó de esa época y dice: -le guardo gran respeto a usted Seravalle; lo he venido a ver porque tenía curiosidad por saber cómo era su espíritu, su forma de ser, y lo veo bien...

Le digo: -vea, yo siempre estoy bien, porque cuando uno piensa en función de Patria, siempre tiene que estar bien.

Me dice: .qué razón tenía usted de luchar en esa época...

Le digo: -¿vio que la lucha mía no era en vano? (se ríe)

Si hubiésemos triunfado esa vez, el país no estaría en la circunstancia que está ahora.

Entregado. Ya no somos dueños de nada.

Hemos tenido ya dos virreyes... mister Cheek y el otro, que han dado las órdenes de cómo tiene que ser nuestra economía... pero el asunto es que hay cada vez más pobres, y los pocos ricos que hay... son cada vez más ricos.

NOTA DE LA NAC&POP: Félix Francisco Serravalle, comandante Puma del Ejército de Liberación Nacional - Movimiento Peronista de Liberación Uturuncos, falleció a los 78 años, en la ciudad de La Banda, Santiago del Estero el 27 de diciembre de 2008. La presente conversación -grabador de por medio- fue efectuada para el diario El Liberal, en febrero de 1998. Un domingo por la mañana, fuimos con Daniel Pérez, fotógrafo, a la casa de Serravalle. Presenté el texto completo con las fotografías y abundante documentación de la época, provista por el Comandante Puma, proponiendo la edición de un informe especial en dos entregas. El secretario adjunto a cargo de la Redacción, Oscar Gerez, me dijo que no le interesaba una edición de tal magnitud. Me indicó, en cambio, resumir el texto para publicarlo en una sola nota. Así lo hice. Pero la nota jamás se publicó, de una ni otra manera. Finalmente el testimonio formó parte de los Documentos incluidos en La Política Armada, un libro que confeccionamos con el historiador Pablo Soria. JULIO CARRERAS (H) / EL ORTIBA / NAC&POP

2 comentarios:

Ester Lina dijo...

El País vive estas circunstancias porque no tenemos memoria. Ni bien sucede un robo reclaman las "seguridades" de los militares. Deconocen u olvidan que los crímenes estaban tan escondidos que no los percibieron entonces, pero, aún cuando hoy se sabe lo pasado, salen los incoherentes a pèdir amnistía para vivir en paz... Pero no habrá paz alguna si no se hace Justicia ¿no? La justicia puesta al servicio de los represores, con todas las garantías de las que no gozaron nuestros desaparecidos.
Y... dentro de todo, las circunstancias que vive el País hoy, en mi criterio no son las peores. Al contrario. Creo que bastante buen gobierno realizan los K a pesar de la oposición que se comporta como enemigo político.

Quiero desearte felicidades para el año que comienza. Te dedico esto que recibí para las fiestas, porque me parece valioso:
El distraído tropezó con ella,
El violento la utilizó como proyectil,
El emprendedor construyó con ella,
El campesino cansado, la utilizó de asiento,
Drummond la poetizó,
David, mató a Goliat,
Y Michelangelo le sacó la mas bella de las esculturas.
En todos los casos la diferencia no estuvo en la PIEDRA sino en el hombre...

Este año que comienza es el mismo para todos, depende de nosotros lo que hagamos con él.

HAGAMOS UN MUY BUEN 2010!!!

MUY FELICES FIESTAS!!!

Mona

Anónimo dijo...

Te felicito Emiliano por esta nota sacada en tu blog. de ello doy fé de algunos dato en especial de la organización PUMA que en Córdoba la representaba el Dr. Julio Antún y nosotros estabamos consustanciados en la misma línea de acción Peronista.- Néstor

Octavio Getino habla sobre la Ley de medios

SOY LA MIERDA OFICIALISTA

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