Es muy difícil pensar en un retroceso a
políticas neoliberales en nuestro país en el marco democrático, ya que
la inmensa mayoría del pueblo ha expresado en las urnas, en reiteradas
oportunidades desde el 2003, con votos oficialistas o de oposición, pero
con propuestas de mas estado, mas política, mas compromiso social, mas
UNASUR y CELAC, mas soberanía y decisión nacional en los marcos
internacionales, mas defensa del trabajo argentino y de las leyes
laborales, mas confrontación con los organismos financieros
internacionales y los sectores de la especulación mercadista, mas
reivindicación de Malvinas, mas políticas sociales, mas redistribución
de la riqueza. Quienes proponen un regreso a ese pasado de darwinismo
social, si han sido absoluta minoría en los procesos electorales hasta
hoy, en los últimos años en que hemos recuperado la memoria histórica
como pueblo y desde el
peronismo.
Cualquier tema da para el debate
confrontativo y final, en especial los temas planteados desde las
portadas de los medios de comunicación en especial gráficos y de
noticias electrónicos con sus famosos zócalos, que muchas veces
contradicen el cuerpo de la información y en otras directamente inventan
la noticia con el fin de bloquear la acción de gobierno. Los medios,
ellos mismos y representando a los sectores de poder hegemónico, heridos
en sus intereses poderosos de otrora, son la punta de lanza sobre la
cual cabalgan, indignamente, los partidos de oposición. Todos opinan de
las portadas y noticias aparecidas, arman sus planteos desde la línea
marcada por los intereses en juego, esos mismos que en una planificación
estratégica cada semana toman un tema para horadar la acción de
gobierno, un desarrollo que contiene los necesarios sistemas de
confrontación de cualquier lucha
política como verdadero partido de oposición, aunque después esos
mismos sectores planteen “el diálogo, el consenso y los buenos modales”.
O sea que el gobierno debería asistir impasible a una catarata de
agravios, de los peores que hemos observado en democracia, desde lo
personal al accionar político, desde la corrupción hasta la política
internacional, desde una posición expectante, sin responder ni
parpadear, entregándose al carancheo feroz de quienes quieren recuperar
posiciones perdidas, pero desde libretos ajenos.
Sin embargo el camino transitado y el
andarivel elegido, no dejan margen de dudas sobre la viabilidad nacional
y latinoamericana de la política llevada a cabo desde el movimiento
nacional y popular. Pueden haber sin dudas y los hay, errores políticos
en la forma de hacerlo, algunos son rectificados otros permanecen en el
tiempo, pero la voluntad política del peronismo en el gobierno redobla
siempre el compromiso con los sectores mas humildes y desprotegidos de
la sociedad, ampliando derechos sociales, apuntalando el mundo del
trabajo, aún en la crisis internacional que afectó al mundo entero en el
año 2012. Sin embargo las críticas se dirigen a la macroeconomía, el
superávit, la balanza comercial, el dólar paralelo e ilegal, el riesgo
país, siguiendo los dictados de los organismos internacionales del
crédito, antes que las condiciones de vida del pueblo argentino.
Hemos tenido los argentinos, a veces,
poca paciencia de superar situaciones conflictivas pensando escenarios
de salidas rápidas, que terminaron con la democracia, con secuelas de
dolor por generaciones, con políticas neoliberales que hipotecaron al
país y con el afianzamiento de estructuras económicas perversas que
hemos financiado todos los argentinos, por ejemplo a viejos llamados
empresarios de la patria contratista de las dictaduras militares, hoy
señores opinadores del “bien y del mal”. Forjaron sus fortunas con la
complicidad y la corrupción militar y civil de la dictadura, licuaron
sus deudas sobre todos los argentinos nacionalizando las mismas y siguen
siendo los dueños de la pelota económica de lo cual podríamos dar
ejemplos por decenas, de las 100 principales empresas argentinas . Una
cruel realidad sobre la cual se asentaron la exclusión y la diáspora
social de
millones de argentinos, con desocupación y empresas quebradas en la
lógica del eficientismo globalizador. Memoria es lo que hay que
fortalecer, para no volver a equivocarnos como pueblo en nuestro destino
histórico.
No son gratis los sistemas de alianzas
dentro del movimiento nacional y popular, no son inocentes ni casuales.
Cuando para posicionarse políticamente se elige un camino junto a los
dictadores de ayer, a los corruptos de ayer, a los antiperonistas
constantes, a los aliados a las centrales liberales del mundo,
verdaderas herramientas de control social, tanto laboral como económica,
se está abandonando el campo del pueblo, del compromiso con los
intereses nacionales. Así se ve en la cuestión de los Fondos Buitres,
los juicios del juez de EEUU, la Fragata retenida, el tema Malvinas y la
relación con los piratas ingleses. También se ve en las diatribas sobre
el control de capitales frenando sus fugas especulativas, sobre el rol
del Banco Central recuperando soberanía monetaria, en la estatización de
YPF, de los fondos de AFJP y podríamos seguir en la lista de los dramas
cotidianos que
llueven sobre los compatriotas, que preocupados por cuestiones mas
mundanas, siguen apoyando este camino aunque a veces se transite con
muletas, en algunas áreas.
No existen los saltos al vacío en la
memoria del pueblo, cuando se puso en marcha como conciencia común, lo
hizo desde la recuperación de la Nación como identidad nacional y
ejercicio de soberanía. Cuando se expresaron los sectores de poder lo
hicieron cono bombas, muertos, encarcelados, coartación de libertades,
mordazas expresivas, noches oscuras de persecuciones y miedos, porque es
su forma de control social y preservación de sus negocios sobre las
espaldas del pueblo.
El griterío de la democracia es hermoso
frente al silencio de los cementerios, el barullo, la confrontación de
ideas cuando las hay, la ocupación movilizadora de la calle, la
expresión espontánea en las tribunas, el ingenio popular todo constituye
el escenario necesario y apto para construir un destino como pueblo. Lo
estamos haciendo en el marco de la democracia, preservarlo es
responsabilidad de todos los argentinos y de los peronistas en
particular, quienes hemos sufrido todas las represiones y persecuciones,
para quienes defenderla es una obligación.
JORGE RACHID
CABA, 23/2/13
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