No soy de los que se suman a las comparsas de los dedos acusadores y
menos cuando no hay pruebas fechacientes y sólo se invocan supuestas
confidencias de gente ya fallecida que por lo tanto no puede
rectificarlas.
No necesito aclarar que no simpatizo
ideológicamente con el nuevo Papa ni tampoco me agradaron sus
posicionamientos contra algunas políticas del Gobierno Nacional. Pero
creo que se estan hablando muchas pavadas sobre su pasado.
Horacio Verbitszky acostumbra a alzar su índice acusador a diestra y
siniestra, a veces con razón y otras sin ella, aunque nunca hizo una
autocrítica -que le diera autoridad moral- respecto de su papel en la
conducción de Montoneros en la época en que dicha agrupación cometió los
peores errores imaginables, que costaron la vida a decenas de
compañeros.
Pero dejando eso a un lado, parece
que en el caso de Bergoglio se equivocó fiero. Ya lo desmintió Adolfo
Pérez Esquivel, quien dijo que el nuevo Papa no fue colaboracionista ni
delator de la dictadura. Sí cabría reprocharle no haber levantado su voz
contra la dictadura, como hicieron De Nevares o Novak, pero hay una
gran diferencia entre la falta de valentía para confrontar y la
delación.
Además del testimonio de Pérez Esquivel
-persona mucho más seria y creíble que Verbitszky-, he recibido
personalmente el de un compañero, militante eclesiástico de base, quien
me refirió:
1) que lejos de acusar a Bergoglio de haberlo delatado, Yorio solía referir que a él debía haber salvado su vida;
2)
que Bergoglio fue el único sacerdote que acompañó hasta su muerte a un
cura enfermo de HIV, lo visitó y atendió asiduamente cuando todos los
otros curas lo abandonaron;
3) que Bergoglio concurría
regularmente a la villa a hacerles "el aguante" a los curas villeros,
cuando eran reprimidos en la época de Menem y durante una huelga de
hambre que emprendieron contra el Gobierno de la Ciudad;
4) que siempre fue un sacerdote con un fuerte compromiso social.
No sé si todo esto es cierto, pero quien me lo refirió me resultó creíble.
No comulgo con las ideas de Bergoglio, que es para mí un hombre de
derecha, pero no me parece justo que lo acusen sin prueba. Y en todo
caso, cabe respetar a cualquier persona que tenga un compromiso social,
aunque piense distinto a uno.
En cuanto a la
Iglesia argentina, el rol de buena parte de su jerarquía como
corresponsable y cómplice de la dictadura está más que claro. Pero una
cosa es la responsabilidad institucional y otra muy distinta las
responsabilidades personales de sus integrantes.
Tal vez si Bergoglio hubiera sido más claro y menos "político", hoy no
sufriría estas acusaciones. Pero eso no justifica ensuciar a nadie, y
mucho menos por razones ideológicas...
En cuanto a lo que haga como Papa... no sé, no soy futurólogo...
Javier Garin, abogado de DDHH, cel 155-990-9876.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario