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lunes, 11 de mayo de 2009

UNA CARTA DE AMOR EN CAMPAÑA


Ahora vendrán por nosotros nuevamente, prometiendo el oro y el moro y la patria sin memoria ni principios. Se vestirán de santos y santurronas, cruzados millonarios de la seguridad, o inocentes muchachitas que dieron un mal paso y buscan redimirse en una banca. No temas mi amor, le dirá el docente porteño a su mujer también docente, cansados después de un día entre carpetas y cuadernos para corregir. Hay un digno maestro en la lista y es suficiente para dignificar la lucha de tantos años que supimos compartir con él. Y hay un cooperativista que siempre estuvo del lado de los que viven y desviven por alumbrar un mundo más justo para todos. Y está un compañero judicial que lleva en su cuerpo las marcas del genocidio y otras más recientes por enfrentarse a cara descubierta contra los ajustadores.
Ahora vendrán por nosotros nuevamente, con la cantinela de los poderosos a regalarnos su atención por unos días, creyendo que no entendemos de qué se trata esta parada, que sólo somos un par de desmemorias andando sin rumbo por la vida. No importa mi amor, le dirá el obrero a su esposa desconfiada, no hay nada que temer porque ya los conocemos, ya los sufrimos tiempo atrás. Prometerán más balas para los ángeles de alas rotas que andan por el barrio, y un manual sobre la moral escrito por Elisa Carrió en la ciudad de Pergamino y un instructivo para efectuar llamados a un capo narco y negarlo después con la ley del gallinero. Esta vez es más difícil confundirse. La carpa de Ali Baba está atendida grotescamente por sus propios dueños. Llevan los nombres y los apellidos de quienes nos saquearon en los noventa y están asesorados por quienes descontaron la jubilación a los abuelos.
Ahora vendrán por nosotros nuevamente, los que se resignaron a ser minorías para siempre, resignados a no crecer y a sufrir y parir con el pueblo, los que desertaron, abandonando la batalla por la justicia y la verdad que no se rinde ni resigna. Vendrán los mentirosos y atildados que prometen la buena nueva con el sacrificio ajeno. No hay nada que temer. Los conocemos a todos. Y ellos quizás no nos conocen del mismo modo, le dirá el poeta a su amada, murmurándole algún poema de amor que ayude a llegar enteros hasta la próxima primavera.
Los diarios dicen a veces lo que no quieren decir. Es la primera vez en la historia que los propios capitanes salen de frente a la pelea por la causa de un pueblo, sin esconderse bajo la mesa de arena de los gabinetes.
Se llaman Néstor Kirchner y Daniel Scioli los que invitan hoy a no claudicar ni a temer en plena tormenta. Podrán creerles o no, votarlos o no, seguirlos, acompañarlos, cantar con ellos, pelear con ellos o no. Pero ya es tarde para negarles la honesta osadía de poner el cuerpo. ¿Quién lo podrá hacer? ¿Quién podrá explicar el futuro después de negarse a acompañar la recuperación de Aerolíneas y Aguas y las Jubilaciones y el fondo sojero y la vuelta del Estado para los humildes? ¿Con qué autoridad moral se pararán ante la historia que escribió ese militante que llegó a ser Presidente y que ayudó a enarbolar en alto la Memoria mientras descolgaba los cuadros de los represores? ¿Quién le dirá que estuvo mal recuperar 70 mil millones de la deuda externa y decirle adiós al FMI que tanto veneraron cuando fueron gobierno los opositores?
Esos opositores son los que tocarán el timbre de tu casa para traerte la palabra hueca, la del bache eterno y la vereda rota, la del hospital porteño vacío de gasa y salarios justos, la de las escuelas a la intemperie sólo cobijadas por el amor que anida en los pizarrones. Te sonreirán casi con ternura. Te harán dudar un instante con tanta dulzura. Pero son los mismos que vienen a desandar las conquistas de estos últimos años. Los que votaron contra la redistribución del ingreso y a favor de los señores feudales de la mesa de enlace, los que se opusieron a todos y a cada uno de los proyectos que envío la Presidenta.
Se llamen De Narváez, Macri, Michetti, Stolbizer o Juan de los palotes.
Esta vez no podrán engañarnos, mi amor, esta vez no. Lo dirá el artista y el pequeño empresario y el laburante y el ama de casa al amor de su vida.
Esta vez no podrán, te lo aseguro.
Porque hay una vez en la vida en que cualquiera puede ser casi un héroe por un día. Un simple y mortal humano que decide por todos y con todos.
Esa oportunidad empieza hoy. Y hasta el próximo 28 de junio habrá tiempo para pensarlo.
Jorge Giles

1 comentario:

daniel mancuso dijo...

¿dónde leí esto? yo lo leí... claro esta mañana, que boludo, leo tanto que no me acuerdo después por donde anduve, muy bueno
abrazo

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